Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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viernes, 11 de abril de 2014

El perro pastor y el zorro .449

Había un hombre de campo que tenía mucha majada di ovejas y chivas. Y había criau un solo perro pastor para que cuidara la majada, que era tan grande. Para pior, al pobre animal le daban muy poco de comer. El pobre pastor iba todo el día di acá pá allá y ya 'taba muy flaco y débil.
Todos los días largaban en la casa la majada. Le daban un poco de comer al pastor y áhi s'iba él tamén.
Un buen día se le presentó el zorro al pastor y lo comenzó a conversar. Y le dijo que él estaba muy flaco porque el amo le daba poco de comer. Que él le podía remediar ese mal si se ponían di acuerdo. Y le dijo que le diera u le vendiera un cordero gordo.
Entonce el pastor le dijo que no, que el patrón era muy serio y que lo iba a embromar a él.
-Pero, hombre -le dice el zorro, di alguna manera los vamos a arreglar. Mirá, ve, vos 'tas demasiado flaco porque no te dan de comer bien. Mirá, yo voy a agarrar un cordero. Vos me vas a correr y ti hacís el que no mi alcanzás, porque 'tás tan flaco, muy débil. Yo me voy a comer la mitada y te voy a guardar la otra mitada pa que te la comás vos. Yo te la voy a dejar en tal parte. ¿Mi oyís, compadre? Áhi no más lu hizo compadre.
Y entonce le dijo al fin el pastor, que andaba con tanto hambre, pues ¡claro!, le dijo, que güeno.
Y así hicieron el trato. Y el compadre zorro li agarraba día por medio un cordero, comía la mitada y lo dejaba escondida la otra mitada para él.
Y así iban pasando los días, y pasaron más de quince días. Entonce echó menos el patrón los corderos, vido que se le 'taban perdiendo los corderos.
Entonce dispuso el patrón de salir él con la majada y ver qué pasaba. Y así transcurrió como veinte días. Y en esos días no pasaba nada, no se le perdía ni un cordero. Un día, cuando la majada hizo rodeo cerca 'e las casas, entonce, ocultandosé llegó el compadre zorro. Y entonce le dice al perro en secreto:
-Compadre, esta noche, cuando si haga la noche, voy a venir para llevar un cordero o un chivo, en fin, lo que venga bien, pero claro, más fácil es un cordero porque no bala. Pero si llega a sentir el patrón, y te da orden de que mi alcancís, entonces vos corrís, cuando él ti anime, te estirás, rodás, te llevás por delante algún monte, en fin, hacés pa que vea que estás débil, que no podís correr, que no me podís agarrar.
A la noche llegó el zorro y cazó un cordero. Y lo sintió al patrón y lo animó al pastor. El pastor salió corriendo y ya pegó una rodada y quedó medio a caballo en una piedra. Y ya quedó estiráu en el suelo. Y el zorro se jue no más con el cordero. Entonce el patrón vio que el perro no tenía juerzas pa disparar. Entonce el patrón ordenó a la familia que le hicieran bastante qué comer al perro y que le dieran todas las mañanas carne y leche. Y entonce dice:
-Parece que el pastor es güeno, pero no tiene aliento pa correr, 'ta muy flaco.
Y así, a los ocho días, ya el pastor si había puesto lindo, gordito. Le daban bien de comer y todavía tenía lo que le dejaba el compadre.
Una noche 'taba garugando y llegó el zorro por detrás de la casa. Y lo encontró al compadre y le dice:
-Áhi tengo -le dice- cerquita un chivo gordo lindo, y como 'ta lloviendo vamos a ir a comer sin miedo.
Y jueron. Después que comieron le dice el zorro al perro:
-¡Puta!, ¡quén pudiera tener un jarro 'e vino para asentar el asado! ¿No tendrá vino tu patrón?
-Sí -le dice, en el sótano tiene dos bodegas, pero la puerta 'tá cerrada y no tenimos por donde entrar.
-Dejá no más -le dice el zorro. Decime adónde es el sótano y yo voy abrir la puerta.
El perro lo llevó y el zorro hizo una cueva en una esquina del sótano y se metió adentro. Y ya le gritó al compadre que se metiera adentro tamén.
-¡No! -le dice el perro. ¡No! ¡No!
-Pero sí, compadre, entre despacito no más. Nu haga ruido, vamos andar sin hacer ruido para que no los sientan.
-A la oría de las bordalesas hay siempre una juente de carrascal para que caiga el vino que cai de las canillas. 'Taban las juentes llenas de vino y áhi se sentaron cada uno a tomar di una juente. Y ya el zorro se puso mamau bastante, se emborrachó, se tomó. El compadre pastor tomaba poco y no quería ponerse en pedo. Y dice el zorro:
-Hombre que se mama, grita.
-No compadre, no vaya a gritar porque los van a sentir.
-Qué no voy a gritar. 'Toy mamau y hay que gritar.
Cuando abrió la boca el zorro para gritar, el pastor salió puerta ajuera y se jue al corral. Y el zorro se quedó adentro meta grito no más.
Y viene el pastor y le dice despacito:
-No grite, compadre, que ahora no va a tener escapatoria.
Y el zorro seguía gritando, mamadazo.
Y el patrón salió los gritos no más lo que óiba gritar el zorro, animando al perro. En eso salió el zorro por el aujero qui había hecho, y claro, ladiandosé borracho, no podía disparar nada.
Y ya el pastor ya llegó y lo agarró tamén, y le dice el zorro:
-Larguemé, compadre, lerguemé que ya no voy a venir a chupar más.
Pero no hubo caso porque en eso llegó el patrón y le pegó unos garrotazos y lo tuvo que matar no más.
Y ya cesó por completo el daño y al pastor le daban mejor de comer.
-¿Han visto? -le dice el patrón a los de la casa- ¿que el pastor, ahora que le dan bien de comer es muy güeno?

Lorenzo Calderón, 80 años. El Durazno Alto. Pringles. San Luis, 1980.

Campesino que ha cursado la escuela primaria.

El cuento del perro pastor y el zorro acumula el motivo del animal que entra a la bodega, y borracho, grita.

Cuento 449. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini

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