Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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viernes, 11 de abril de 2014

El mataco y el zorro .351

El mataco y el zorro eran compadre. Salieron a buscar qué comer, tristes porque 'taban con mucho hambre. Se hablan entre ellos:
-Vos vas a salir por este camino del norte y yo voy por el del sur -dijo el zorro. Donde hallemos qué comer, cualquiera, nos gritamos.
Así anduvieron todo un mediodía. El mataco no encontró nada. El zorro a poco de andar había encontrado unas riendas de lonja, pero no gritó, una porque tenía mucho hambre, y otra porque para el mataco no es alimento. Así que decidió comerselás solo no más, y siguió adelante. El mataco cansado de andar por el camino que iba se volvió por el rastro del zorro. A poco andar encuentra los vestigios a donde había comido las riendas don Juan y dice:
-¡Con que este canalla ha hecho un almuerzo y no me ha dicho nada, le voy a dar una buena!
Y siguió atrás él. Cuando ya lo iba a alcanzar, cruzó por entre el monte y se cuelga de las ramas de un árbol. Era un colgado o una bala como también le llaman al panal de abejas del campo. Claro, el cuerpo del quirquincho parece un panal de esas abejas. Y el zorro llega, ve, y dice:
-Ve, himos dau con un colgau.
Entonce empezó a llamar al amigo Matías -que el mataco se llama Matías, el tigre don Idelfonso y la rata doña Paiconsa.
-¡Amigo Matías! ¡Amigo Matías!
Al fin al ver que no era respondido dice:
-Bueno, voy a hacer lo mismo que con las riendas, me lo voy a comer solo. Se ve que 'tá el panal llenito 'e miel.
Se arma de un palito y lo va a pinchar en la cola al mataco. El mataco se hace una necesidá y el zorro prueba el palito y dice:
-¡Tá rica la miel! -con tanta hambre como 'taba no se daba cuenta que eran los orines del mataco.
Vuelve a querer pinchar con el palito y se ríe el mataco y se mueve. El zorro se da cuenta de la picardía y queda abochornado. Y siguen el camino. Por áhi se vuelven a separar y entonce dice el zorro:
-Yo también me voy a burlar de este trompeta.
A todo esto ya era tarde. Y en una de ésas se va el zorro, siempre pensando en la burla del mataco, más adelante, y en una vuelta del camino se prendió de una jarilla. Á'hi 'taba colgau de arriba, llegó el mataco y lo vio. Claro, qué iba a parecer panal el zorro, peludo, con la cola larga y con una forma de cuerpo tan distinta a la bala... ¡Qué colgado iba a ser ése!
Y entonce, de pícaro el mataco, empezó a gritar:
-Amigo Juan, acá 'tá un colgau.
Y el zorro gozando de la burla no se movía. Entonce el mataco que dice:
-Como no contesta mi amigo Juan, lo saco yo no más al colgado y me lo como.
Agarra un palo de quebracho colorado y le pega un golpe en la cabeza y lo mata.

Francisco Villarroel, 53 años. La Costa. Los Hoyos. Río Seco. Córdoba, 1952.

Campesino. Buen narrador.


Cuento 351. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini

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