Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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viernes, 6 de diciembre de 2013

El zorro, la paloma y la caserita .22

Había una vez un zorro que ya se moría di hambre, y dijo:
-Voy al monte a buscar qué comer -y salió.
-Me comería con mucho gusto una palomita tierna. Para empezar no estaría mal.
Al rato encontró una palomita que daba de comer a sus pichones, y lamiendosé los bigotes se acercó al árbol, y dijo:
-Buenos días, señora Paloma.
-Buenos días -dijo la paloma llena de miedo al ver al zorro tan cerca del nido.
-Hi venido -dijo el zorro- a que me dé uno de sus pichoncitos para almorzar.
-No puedo darle un hijo, señor Zorro -dijo la paloma.
-¡Cómo!, si no me da uno subiré y me comeré los dos.
Entonces la paloma se puso a llorar, creyendo que el zorro se treparía al monte, pero en eso pasó una caserita que llevaba barro para hacer una casita, y al ver llorar a la paloma le pregunta lo que sucedía, y la paloma le dijo lo que le decía el zorro, que le comería los hijos.
-No se aflija -le dijo la caserita, ese canalla no es trepador, y no subirá a su nido.
-¡Maldita entrometida! -dijo el zorro en voz baja. ¡Ya me la pagarás!
La empezó a buscar a la caserita y al fin se fue a esconder cerca de donde sacaba el barro la caserita. La caserita no lo vio y en un descuido la cazó el zorro. La caserita se puso a gritar lo más fuerte que pudo. Así se juntaron muchos pájaros y armaron una gritería de padre y señor mío. El zorro medio se sorprendió y se paró. Entonce aprovechó la caserita y le dijo:
-Vea, señor Zorro, digalé a esa gente que se retire, que nada tienen que ver con nuestros asuntos. Digalés ¡qué les importa, metidos!
Entonces el zorro la agarró con la mano para decirles lo que le decía la caserita, y entonces, cuando jue a hablar, abrió la boca, y la caserita se le escapó y se asentó muy arriba, en un monte alto.
-¡Maldita suerte la mía! -dijo el zorro que ya se moría de hambre.
Entonces todos los pájaros reían y cantaban de alegría de ver cómo la caserita que es tan buena y viva si había librado de este mal bicho que es el zorro.
Y el zorro siguió buscando su presa, tratando de engañar o sosprender a los animales débiles u indefensos.

Cleobulino E. Ojeda, 37 años. Los Tapiales. El Trapiche. Pringles. San Luis, 1948.

Campesino nativo del lugar. Ha cursado la escuela primaria y tiene cierta cultura en su medio.

Cuento 22. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini

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