Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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martes, 3 de diciembre de 2013

El zorro con la paloma .19

Una vez había una palomita que había anidau en un bosque. Áhi si hizo su nidito. Por cierto, después di un tiempo tenía sus pichoncitos, la cual estaba tan contenta. Pero, resulta que había un zorro que en ese tiempo se le decía Juan, y que a los animales se nombraba más por nombre.
'Taba la palomita ya con los pichoncitos grandecitos y don Juan la había andado mirando ya, más u menos calculando que ya tuviera los pichoncitos grandes, y comu es un bicho tan vivo, tan audaz, le dice:
-¡Oh, doña Paloma! ¿Qué hace ahí?
-Aquí estoy cuidando mis hijitos.
-¡Ah!, ¿y no sabe que el que quema y roza es dueño de posesión?
-¡Ah, don Juan!, yo creo que aquí ande 'stoy me puede pertenecer, porque yo, como ave...
-¡Ah, no!, aquí hi quemau y hi rozáu. Yo soy dueño de posesión. Estos bosques son míos.
-¿Por qué me hace eso si yo estoy cuidando mis pichoncitos, mis hijos?
-¡Ah, no! Si no se va de inmediato me subo y la como a usté con sus hijos y todo.
-Pero, don Juan, no haga eso, cómo va hacer eso, me va dejar sin mis hijos.
-¡Oh, no! Usté me da uno de sus hijos o si no se va de inmediato. Si no me subo y la como con todo.
-Pero, no, don Juan. ¿Por qué me hace eso?
-No, así es, usté se va o me tira un hijo. Y si mañana vengo y usté sigue ahí me subo y la como a usté con su otro hijo.
Bueno, la paloma qué iba hacer, le tiró un hijo, y se quedó.
El zorro se fue muy contento. Ya por lo menos había saciado un poco su hambre.
Entonces, la palomita se puso a llorar:
-¡Juúu!... ¡Juúu!...
En eso viene don Agustín, que le decimos nosotros así, viene a ser el chuschín. Este animalito, que en vez de caminar, va saltando.
Bueno... Entonce le dice:
-¿Qué le pasa doña Paloma que 'ta llorando?
-Cómo no voy a llorar, ha venido don Juan, me ha hecho que le dé un hijo, y que si no me voy hoy, mañana vendrá y me comerá a mí con el otro hijo.
-Pero, doña Paloma, ¡cómo piensa eso! -que le dice.
-Dice que él ha quemado y ha rozado y es dueño de posesión.
-No puede ser, doña Paloma, ¿cómo se pone a crer eso? Don Juan podrá ser dueño de andar en la tierra, hacer daño, pero resulta que a las plantas él no puede subir. ¡Cómo va crer eso!
-Cómo no voy a crer, si es tan audaz y capaz de todo.
-Muy bien -que dice. Mañana, cuando venga, usté digalé que ha quemau y ha rozau y que es dueña de posesión. Y qui áhi en el árbol ande ha anidado, es dueña, es la dueña usté.
Muy bien. Al otro día llega don Juan:
-Cómo, doña Paloma, ¿todavía aquí usté? Si no me tira el otro hijo me subo y la como a usté.
-Mire, don Juan, el que quema y roza es dueño de posesión. Yo aquí hi quemau y hi rozau y soy dueña de posesión. Y aquí, en el árbol, ande 'toy, soy la dueña.
-¡Ah!, ¿quién le enseñó eso?
-Don Agustín.
-¡Ah, me la pagará, me la pagará!
Y se fue. Y este don Juan ya si había fijado que don Agustín se iba a una laguna donde se bañaba, que después salía y se revolcaba. Y se puso catiando de que viniera. Ha llegado don Agustín, se ha bañado. Se 'taba revolcando, cuando lo agarró don Juan y le dice:
-Te voy a llevar y te voy a comer allá delante de doña Paloma. Y la voy a comer a ella y al hijo también, para que vea que yo soy el que manda y que soy dueño de las posesiones aquí, de este bosque.
Y se iba yendo con don Agustín en la boca. Resulta que pasó la suerte que venían unos arrieros y empezaron a gritar:
-¡Velo a don Juan con don Agustín en la boca! ¡Velo a don Juan con don Agustín en la boca!...
-Deciles que ¡qué les importa! -le dice don Agustín de dentro 'e la boca 'el zorro.
Entonce vino a hablar:
-¡Qué les importa! -dice.
Y cuando fue a decir ¡qué les importa! se le voló don Agustín de la boca. Se le fue. Así que se quedó con las ganas, don Juan, de decirle a la paloma que iba a venir otra vez y de comerlo a don Agustín.

Isidro Segundo Páez, 53 años. Los Sarmientos. Chilecito. La Rioja, 1968.

Campesino afincado en la región. Excelente narrador.

Cuento 19. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini

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