Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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lunes, 2 de diciembre de 2013

El tigre y el zorro carnean .196

El tigre se llamaba Ildefonso. Adoptó como sobrino al zorro que se llamaba Juan. Andaban juntos. En cierta oportunidad andaban buscando carne. Querían procurarse una res.
Y se fueron a una aguada. Vino la hacienda a beber. El zorro atajó los animales y el tío mató un animal gordo. El tío carnió y comió y al sobrino no le daba nada.
Al fin, lo mandó al zorro con un costillar para que la tía tigra lo prepare, lo ase y lo espere a él.
El zorro llegó a la casa de la tigra y le dijo:
-Tía, dice mi tío que haga este asado y que me dé de comer porque tengo que volver en seguida.
La tía obedeció, hizo el asado y se lo sirvió al zorro. El zorro comió y se escapó.
Llegó el tigre y encontró con que el zorro le había comido el asado. Y como ya le había hecho otras pillerías, salió a buscarlo para castigarlo.
Al domingo siguiente había en la pulpería del pago, carreras y otros juegos. El tigre pensó que iría el zorro y aprovechó para ver si podía cazar al sobrino.
Y allá fue llegando el zorro junto con el peludo y el zorrino.
Pero el zorro, calculando que encontraría al tigre, había hecho una cueva con una entrada ancha y que tenía una salida angosta, una cueva con dos bocas.
Y cuando lo vio el tigre al zorro lo sacó corriendo. El zorro se metió en la cueva y el tigre entró de atrás con toda facilidá, pero se quedó encajado en el medio de la cueva. El zorro salió por la otra boca y se disparó al monte. El tigre salió burlado y Juan se fue de la pulpería, y se metió en el monte porque sabía que el tigre en cuanto saliera de la cueva lo iba a buscar para matarlo.

Silvano Arístides Hernández, 61 años. Mar del Plata. Buenos Aires, 1958.

El narrador es director de escuela jubilado. Oyó los cuentos del zorro a don Apolinario Tapir, viejo peón de estancia, vecino de Castelli, cuando él era niño. Los oyó muchas veces y en diferentes oportunidades a otros peones de campo.
Ésta es una aventura poco conocida del zorro.

Cuento 196. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini

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