Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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lunes, 2 de diciembre de 2013

El tigre y el zorro .190

El tío tigre salió una vuelta a cazar con su sobrino zorro, porque andaban muy necesitados de carne.
Se escondieron en la bajada de un arroyo y el tigre lo mandó al zorro pa que viera los animales que venían y le avisara. Al rato el zorro dice:
-Tío, tío, áhi vienen unas ovejas gordas.
-Dejame de carne con lana -contesta el tigre.
-Tío, tío, áhi vienen unas terneras gordas.
-Dejame de carne con pelo.
-Tío, tío, áhi viene una tropilla de tamberas.
-Dejame de carne con guampas.
-Tío, tío, áhi viene una cuadrilla de yeguas con un padrillo en la punta, relumbrando de gordo.
-Ése me gusta -dijo el tigre-, bajate y echalo pa este lado.
El zorro lo echó pal lao que 'taba el tigre. El tigre le saltó encima y le quebró el espinazo. Entonce, como era muy mezquino y no le quería dar carne al zorro, le dice:
-Arate toca a vos, sobrino, tenés que cazar si quierés comer, como hago yo. Yo te voy a ver los animales.
El zorro, como es también compadrón, pensó que podía hacer lo mismo que hace el tigre y se dispuso a cazar. Al rato le dice el tigre:
-Sobrino, sobrino, vienen unas ovejas con unos corderitos gordos como para vos.
Y le contesta el zorro:
-No me gusta la carne con lana.
-Sobrino, sobrino, vienen unas cabras con unos cabritos gordos como para vos -vuelve a decir el tigre.
-No me gusta la carne con pelos -contesta el zorro.
-Sobrino, sobrino, vienen una tamberas gordísimas.
-No me gusta la carne con guampas.
-Sobrino, sobrino, viene una tropilla 'e yeguas con un padrillo muy gordo en la punta.
-Esa carne me gusta -dijo y al pasar se le dejó cair encima al potro.
¡Qué pucha!, el potro salió disparando y áhi no más lo tiró al suelo al zorro. Qué le podía hacer el pobre zorro al potro bagual, malísimo.
Al rato volvió el zorro todo lleno de tierra, revolcao y medio rengo. Eso le pasó por compadrón. Venía disimulando y el tigre 'taba carniando el otro potro y si hacía el que no lo vía, pero se reiba solo. El zorro que 'taba hambriento y le empieza a pedir al tigre una carnecita. Entonce le dice el tigre:
-No te puedo dar nada, porque la tengo que llevar toda a tu tía tigra.
-Deme la panza, que es puerquita -le dice el zorro.
-No, porque ésa es pa mate de tu tía tigra.
-Deme, tío, unas tripitas.
-No, porque son pa bombilla de tu tía tigra.
Al fin le dio la vejiga y el zorro se puso a soplarla. Cuando la infló y la secó, con disimulo la llenó de moscas, de ésas grandes qui hacen mucho ruido.
Al rato le dice el tigre:
-Ara voy a dormir un rato porque 'toy cansado y vos vas a cuidar de arriba 'el árbol que no venga gente. Y después te vas a llevar este costillar a tu tía tigra pa que lo ase y me espere. Cuando volvás te voy a dar pa que comás bien.
Ya cuando lo vio dormido al tío, el zorro bajó despacito y le ató la vejiga en la cola. Se subió al árbol y empezó a contar juerte:
-Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, y ocho con el cazador.
Y volvía a decir, volvía a decir, hasta que el tigre se despertó y le dijo al zorro:
-¿Qué hay Juan? ¿Qué pasa? ¿Quién viene?
Y el zorro seguía contando y contando, y al fin le dice:
-Mire, tío tigre, es un hombre armado y con siete perros, que viene llegando. Es mejor que juya usté porque me parece que corre peligro.
Áhi no más juyó el tigre y al oír el ruido de las moscas en la vejiga seca creiba que eran los perros que lo iban alcanzando, y más ligero corría.
El zorro agarró la carne, la echó al hombro y siguió al trote pa donde 'taba la tigra. Llegó a la casa y le dijo:
-Aquí le manda mi tío este costillar pa que lo ase, lo comamos y después durmamos juntos.
-Pero, sobrino, cómo va a decir eso tu tío.
-Sí, mi tía, así manda mi tío y ya le conoce el genio, que no hace bromas.
La tigra de miedo al mal genio del tigre dijo que güeno. Y asó el costillar, comieron y se acostaron juntos.
El tigre juyó hasta que se le rompió la vejiga y cuando vio que lo había jodido el zorro, se volvió furioso. Cuando el zorro lo sintió que venía salió corriendo, y juyó. El tigre llegó y preguntó:
-¿No anda por acá Juan?
Entonce la tigra le contó todo, y salió en seguida a buscarlo para matarlo. Se jue y lo encontró durmiendo en las pajas. Entonce, ante de comerlo, agarró unas pajas bravas y le pasaba por la boca. El zorro crendo que eran moscas decía:
¡Carajo, moscas jodidas! Anoche por 'tar con mi tía no he podío dormir y ara me joden ellas.
Abrió los ojos y lo vio al tigre, y se quiso morir. Salió corriendo a todo lo que daba y se metió en una cueva, pero el tigre saltó, metió la mano y lo alcanzó a agarrar de una pata. Entonce el zorro, vivo le dice de adentro:
-Se va a reventar mi tío haciendo juerza de gusto, porque en vez de agarrarme la pata me agarró el bastoncito.
Lo largó el tigre y el zorro le dice:
-Había sido zonzo mi tío, ya lo jodí otra vez, y me largó la pata.
Entonce el tigre dijo que iba a buscar una pala pa sacarlo y le puso un carancho en la puerta pa que lo cuidara.
El zorro lo conversaba al carancho y éste no le contestaba nada. Ya cuando pensó que podía volver el tigre lo encaró al carancho para salir, y recién se dio cuenta que lo que había puesto el tigre era un carancho muerto y seco, una osamenta, que había encontrado por áhi. Y cuando volvió el tigre encontró el rastro no más del zorro que se había juido. Y salió a buscarlo de nuevo.

Osvaldo Córdoba, 23 años. La Arenera. Gualeguaychú. Entre Ríos, 1959.

Peón que trabaja en la extracción de arena. Ha cursado algunos grados de la escuela primaria. Muy buen narrador.
La Arenera: Caserío disperso.
El cuento tiene motivos no comunes al tipo tradicional argentino: la caza del zorro imitando al tigre, el tigre sujeta al zorro por la pata y el carancho muerto que el tigre deja como centinela para cuidar al zorro.

Cuento 190. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini

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