Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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domingo, 1 de diciembre de 2013

El tigre y el zorro .132

Un día el tigre y el zorro se jueron onde la hacienda tomaba agua. El tigre estaba acomodado para cazar las presas y el zorro estaba en una lomita mirando la hacienda que llegaba. Le dice el zorro al tigre:
-Tío, vienen unos burros orinando grasita.
Y le dice el tigre:
-Si para qué sirven esos orejudos como vos.
Después venían toros y le avisa el zorro que venían unos toros orinando grasita.
Y el tigre le dice:
Si para qué sirven esos astudos.
Luego venían unas ovejas y el zorro le vuelve a avisar, pero esta vez también el tigre le contesta:
-Si para qué sirven esos lanudos como vos.
Por fin el zorro le avisa que venían unos potros y entre la tropilla que venía uno orinando grasita.
Entonces el tigre dice:
-Callate, Juancito, callate, Juancito.
Y al pasar por onde estaba el tigre esperando la tropilla, cazó uno. Una vez cazado el potro, el tigre se puso a comerlo él solo sin hacerle parte al zorro. Una vez que terminó de comer invitó al zorro a tomar agua, pero como el agua estaba profunda, el tigre agarró de la cola al zorro y colgado, bebió éste. Después le tocó el turno al tigre y el zorro procedió a su vez a agarrarlo de la cola para que se colgara y alcanzara el agua. Pero, el zorro lo largó, y el tigre se jue al fondo del pozo. Entonces el zorro volvió onde estaba la presa y se puso a comer hasta llenarse. Luego eligió un pedazo de lo mejor para llevarseló a la tía tigra, diciendolé que esa achura le mandaba el tío tigre para que comiera y luego duerman los dos.
Al alba se lo sentía bramar al tigre, que había conseguido salirse del pozo. Entonces el zorro se dispara. Pero el tigre llegó hasta su casa y luego lo sigue al zorro por el rastro.
Ya era el sol alto y el zorro se durmió en el solcito, porque había pasado mala noche. Y así lo encontró el tigre. Y cortó unos palitos y le entraba en la nariz del zorro. Y éste no abría los ojos y decía:
-¡Qué mosquitos tan molestos! ¡Tan lindo que dormí anoche con mi tía!
Entonces se despertó y vio al tigre y se quiso disparar, pero el tigre no le dio tiempo y se lo comió, pero sin mascarlo, sino que se lo tragó entero.
El zorro estando en la panza del tigre, se puso a pensar en lo que podía hacer. Y al momento se acordó que llevaba un cuchillo. Lo estaba afilando dentro mismo, en las costillas del tigre, quien al darse cuenta le pregunta:
-¿Qué estás haciendo, Juancito? Y éste responde:
-Me estoy rascando.
Pero en seguida lo partió al tigre desde el pecho hasta la verija, y se salió disparando y se fue a vivir tranquilo con su tía tigra.
Y se acabó el cuento y el que no cuente otro comerá con cuchara de palo.

Juan A. Páez, 86 años. Los Tambillos. General Lavalle. La Rioja, 1950.

Lugareño inteligente, que conserva una gran memoria.
Los Tambillos: caserío.

Cuento 132. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini

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