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sábado, 4 de agosto de 2012

La naveta «d'es tudons» y «es pou de sa barrina» o «pou de ses angoixes»


Dos jóvenes gigantes que vivían en las inmediaciones de Ciutadella, pretendían el amor de una muchacha que, con su indecisión, no hacía sino complicar aún más las cosas a los enamorados. Como no se trataba de resolver por las malas aquella cuestión amorosa, los dos pretendientes decidieron que su destreza dirimiría el problema y, de común acuerdo, se impusieron realizar dos obras descomunales. Uno debía construir, con piedras bien cortadas y carenadas, un navío volcado y el otro, con las solas fuerzas de sus brazos, perfo­rar cerca de allí un pozo, en el pétreo suelo de es pla d'es tudons. El que primero terminara su tarea -completando la estructura de la nave o hallando agua en el fondo del pozo- resultaría el vencedor de la contienda y se llevaría como premio a la muchacha que, entretanto, cada noche, re­partía por igual sus favores entre los dos pretendientes, al terminar éstos su jornada.
Dicho y hecho, los dos mozarrones pusieron manos a las respectivas obras. Uno, abrazado a una descomunal barrena, empezó a horadar el durísimo suelo. El otro arrancaba pie­dras de una cantera cercana y, cargándolas sobre sus hom­bros, iba engastándolas for-mando la estructura de aquella extraña nave, con la quilla al aire.
Los trabajos progresaban día a día. El gigante del pozo había desaparecido ya bajo la superficie del suelo y seguía perforando la roca viva, con la ilusión puesta en el premio que le aguardaba. Su rival, cargado con los enormes bloques de piedra, se asomaba con frecuencia al agujero y comproba­ba los progresos de su compañero. Así un día y otro, sin des­fallecer jamás, con renovados ímpetus cada jornada.
En el último viaje, cargado con la piedra que terminaría su obra, el gigante de la naveta se asomó para dar la noticia a su adversario. Desde el fondo le llegó la voz agitada del otro: «No importa que la termines. He ganado yo: ¡acabo de encontrar agua!».
Toda la nobleza que, hasta entonces, había venido enmar­cando el singular desafío, se esfumó en un segundo. Cegado por los celos, preso de una rabia incontenible, levantó la roca sobre su cabeza y la precipitó con fuerza al interior del pozo. Un rugido infernal pareció emerger de las entrañas de la tie­rra, donde quedó aplastado, en el fondo de aquel agujero, el gigante que lo había perforado.
Del otro, nadie supo jamás su paradero.
Ésta es la explicación de por qué a la Naveta d'es Tudons le falta una piedra (¿...?). Dicen que está en el fondo del Pou de sa Barrina, allí cerca, en el predio de Ses Angoixes, pero nadie ha sido capaz de Sacarla.

Fuente: Gabriel Sabrafin

092. anonimo (balear-menorca)

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