Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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viernes, 3 de agosto de 2012

El gallo y la gallina


Un día, el gallo y la gallina fueron al bosque a buscar avellanas.
-Todas las que encontremos las dividiremos en partes igua­les -dijo el gallo.
-De acuerdo -dijo la gallina, y comenzaron a picotear y a escarbar a su alrededor.
La gallina encontró una avellana: se comió media y la otra mitad se la dio al gallo, tal como habían acordado.
También el gallo encontró después una avellana. Como era muy comilón, se la zampó muy deprisa para que no lo viese la gallina. Pero la avellana se le atascó en la garganta.
-Rápido, rápido, querida gallinita, tráeme un poco de agua, que me muero.
Y en cuanto dijo estas palabras, el gallo se cayó de espaldas, patas arriba.
La gallina corrió deprisa hacia el pozo a buscar un poco de agua:

Pozo, pozo, hazme el favor,
dame agua que el gallo, qué horror,
está en el bosque, patas arriba,
y casi no da señales de vida.

Pero el pozo dijo:
-No te daré agua si antes no le pides a la costurera que te dé una cuerda de seda para mí.
La gallina corrió entonces a ver a la costurera:

Costurera, adorable costurera,
dame una cuerda de seda.
Al pozo yo se la daré,
y así para el gallo agua tendré.
El gallo está en el bosque, patas arriba,
y casi no da señales de vida.

Pero la costurera respondió:
-No te daré la cuerda de seda para el pozo si antes no le pi­des al zapatero un par de zapatos para mí. La gallina acudió en­tonces al zapatero:

Zapatero, zapatero afamado,
hazme ya un par de zapatos,
la cocinera se pondrá contenta
y me dará la cuerda de seda.
Al pozo yo se la daré
y así para el gallo agua tendré,
que el gallo está en el bosque, patas arriba,
y casi no da señales de vida.

Pero el zapatero respondió:
-No te daré los zapatos si antes no le pides al cochinillo unas cerdas para mí.
La gallina acudió entonces al cochinillo:

Cochinillo, cochinillo compañero, dame unas cerdas para el zapatero. El zapatero afamado me hará un par de zapatos, la cocinera se pondrá contenta y me dará la cuerda de seda. Al pozo yo se la daré y así para el gallo agua tendré.

El gallo está en el bosque, patas arriba,
y casi no da señales de vida.

Pero el cochinillo respondió:
-No te daré las cerdas si antes no le pides al cervecero un poco de cebada para mí.
La gallina acudió entonces al cervecero:

Cervecero, cervecero, sé gentil,
dame un poco de cebada del barril,
se la llevo al cochinillo compañero
y habrá cerdas para el zapatero.

El zapatero afamado
me hará un par de zapatos,
la cocinera se pondrá contenta
y me dará la cuerda de seda.
Al pozo yo se la daré
y así para el gallo agua tendré.
El gallo está en el bosque, patas arriba,
y casi no da señales de vida.

Pero el cervecero respondió:
-No te daré la cebada si antes no le pides a la vaca que te dé un poco de leche para mí.
La gallina acudió entonces a la vaca:

Vaca, vaca, vaca, vaquita,
dame de leche una jarrita,
al cervecero se la daré
y la cebada a cambio tendré.
Llevaré cebada al cerdo compañero
y habrá cerdas para el zapatero.
El zapatero afamado
me hará un par de zapatos,
la costurera estará contenta
y me dará la cuerda de seda.
Al pozo yo se la daré
y así para el gallo agua tendré.
El gallo está en el bosque, patas arriba,
y casi no da señales de vida.

Pero la vaca respondió:
-No te daré la leche si antes no le pides al prado un poco de hierba para mí.
La gallina acudió entonces al prado:

Dame un poco de hierba, prado amigo,
se la daré a la vaquita
y tendré de leche una jarrita,
al cervecero se la daré
y cebada a cambio tendré.
Llevaré cebada al cerdo compañero
y habrá cerdas para el zapatero.
El zapatero afamado
me hará un par de zapatos,
la costurera estará contenta
y me dará la cuerda de seda.
Al pozo po se la daré
y así para el gallo agua tendré.
El gallo está en el bosque, patas arriba,
y casi no da señales de vida.

Pero el prado respondió:
-No te daré ni una brizna de mi hierba si antes no consigues que el cielo te dé un poco de rocío para mí.
La gallina le suplicó entonces al cielo:

Cielo azul, cielo bonito,
dale al prado un poco de rocío,
así habrá hierba para la vaquita
y tendré de leche una jarrita.
Al cervecero se la daré
y cebada a cambio tendré.
Llevaré cebada al cerdo compañero
y habrá cerdas para el zapatero.
El zapatero afamado
me hará un par de zapatos,
la costurera estará contenta
y me dará la cuerda de seda.
Al pozo yo se la daré
y así para el gallo agua tendré.
El gallo está en el bosque, patas arriba,
y casi no da señales de vida.

El cielo se apiadó del pobre gallito e hizo caer rocío sobre el prado. Y el prado dio la hierba, la vaca la leche, el cervecero la cebada, el cochinillo las cerdas, el zapatero los zapatos, la cos­turera la cuerda de seda y el pozo una gota de agua.
La gallina cogió el agua con el pico, fue a donde estaba el gallo, y la dejó caer en su garganta. La avellana se deslizó, el ga­llito se puso de pie, batió las alas y cantó: 
-«¡Quiquiriquí!».
Desde aquel día no volvió a ser egoísta ni goloso y siempre compartió todas las cosas a medias con la gallina.

Fuente: Gianni Rodari

121. anonimo (chequia)

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