Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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viernes, 6 de julio de 2012

La palomita

477. Cuento popular castellano

Ésta era una palomita muy señora de su casa que estaba una vez barriendo el tejao y se halló un ochavito. Y dijo la palomita:
-¿Qué haré con este ochavito? ¿En qué lo gastaré? ¿En dul­ces? ¿En almendrillas? ¡No, no, que me llamarán gqlósita! ¿En qué? Pues, ya lo sé. Me compraré unas cintas para el pelo, y así estaré guapita y majita.
Conque se compró la palomita las cintas y se puso una en el pelo y estaba ya muy guapita y muy majita. Y fue y se sentó al balcón a ver quién pasaba, cuando pasa por allí un aceitero y le dice:
-Palomita, ¡qué guapita estás!
Y la palomita le respondió:
-¡Hago bien, que tú no me lo das! Y el aceitero le dijo entonces:
-Palomita, ¿te quieres casar conmigo? Y respondió la palomita:
-¿Cómo vas a arrollar al niño?
-¡Je, je, je! -dijo el aceitero.
-¡No, no! -dijo la palomita, que me le espantarás y me le mancharás!
Y pasó después un toro y le dijo a la palomita:
-Palomita, ¡qué guapita estás!
-¡Hago bien, que tú no me lo das!
-Palomita, ¿te quieres casar conmigo?
-¿Cómo vas a arrollar al niño?
 -¡Uh, uh, uh!
-¡No, no, que me le mochas!
Y pasó entonces un perro y le dijo a la palomita:
-Palomita, ¡qué guapita estás!
-¡Hago bien, que tú no me lo das!
-Palomita, ¿te quieres casar conmigo?
-¿Cómo vas a arrollar al niño?
-¡Guau, guau, guau!
-No, no, que me le morderás! Y se fue el perro.
Y a poco pasó un gato y vio a la palomita tan guapita y le dijo:
-Palomita, ¡qué guapita que estás!
-¡Hago bien, que tú no me lo das!
-Palomita, ¿te quieres casar conmigo?
-¿Cómo vas a arrollar al niño?
-¡Miau, miau, miau!
-¡No, no, que me le arañarás!
Y se fue el gato y pasó entonces por allí un gallo y le dijo a la palomita:
-Palomita, ¡qué guapita estás!
-¡Hago bien que tú no me lo das!
-Palomita, ¿te quieres casar conmigo?
-¿Cómo vas a arrollar al niño?
-¡Quiquiriquí! ¡Quiquiriquí!
-¡No, no, que me le picarás!
Y pasó por fin por la casa de la palomita un ratoncito. Y luego que vio a la palomita asomadita al balcón tan guapita y tan ma­jita, le dijo:
-Palomita, ¡qué guapita estás! Y la palomita le respondió:
-¡Hago bien, que tú no me lo das!
-Palomita, ¿te quieres casar conmigo?
-¿Cómo vas a arrollar al niño?
-¡Ea, ea, ea!
-¡Bueno, me casaré contigo! Tú eres ratoncito y no me harás mal y arrollarás bien al niño.
Conque se casaron la palomita y el ratoncito y se fueron muy contentos pa dentro de la casita.
Y a la noche se fueron a acostar. Y a medianoche le dieron al ratoncito ganas de mear y le dijo a la palomita:
-Palomita, palomita, me quiero mear. Y la palomita le dijo:
-Debajo de la cama está el orinal.
Y bajó el ratoncito a mear, y el gato, que estaba debajo de la cama, se lo comió. Y la palomita estuvo por mucho tiempo espe­rando a que subiera el ratoncito; pero el ratoncito no subía. Ya, aburrida de esperar, le gritó la palomita:
-Ratoncito, ratoncito, ¿subes o bajas o estás en las pajas?
Y el gato, que estaba debajo de la cama, respondió:
-¡Marramiau, miau, miau, que en mi panza está! ¡Marramiau, miau, miau, que en mi panza está!
Y quedó viudita la pobre palomita.

Valladolid, Valladolid.

Fuente: Aurelio M. Espinosa, hijo                                                            

058. Anonimo (Castilla y leon)


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