Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

8-2-2015 a las 21:47:50 10.000 relatos y 10.000 recetas

10.001 relatos en tiocarlosproducciones

10.001 recetas en mundi-recetasdelabelasilvia

Translate

domingo, 1 de julio de 2012

La media carita


104. Cuento popular castellano

Había una vez una niña muy pequeña, que vivía sola con su abuelita. Llegó el tiempo de la matanza, y la abuela mandó a la niña al río para que lavara las tripitas del cerdo y hacer luego las morcillas.
-Mira -le dijo su abuela-; aquí llevas tantas tripitas (y se las contó); pero ten mucho cuidado no vayas a perder alguna, porque si pierdas alguna, te pondré un castigo muy fuerte.
Conque va la niña al río a lavar las tripitas. Y las estaba lavan­do, cuando de repente sale la Media Carita y le lleva una tripita y se vuelve a meter en el río. La pobre niña se quedó toda asustada y se echó a llorar, pensando en el castigo que le iba a poner su abuela. Y llamaba a voces:
-¡Ay, Media Carita, devuélveme la tripita que te has llevado, porque si no, mi abuela va a creer que me he distraído en el río y que he tenido yo la culpa de que se perdiera, y ha dicho que me va a poner un castigo muy malo si traía alguna de menos!
Entonces la Media Carita, viéndola llorar, la dijo:
-Mira, te voy a devolver la tripita; pero va a ser con la con­dición de que cuando hagáis las morcillas en tu casa, tú vas a venir al río y me vas a traer una morcillita para mí. Pero fíjate bien, que si no me la traes, iré a tu casa y te comeré a ti.
La niña le dijo que bueno, que sí lo haría, y entonces la Media Carita le devolvió la tripita. Y ya con la tripita se volvió la niña a su casa, donde la recibió su abuela, que se puso muy contenta al ver que no faltaba ninguna tripita.
Conque hicieron las morcillas y las colgaron. Y ocurrió que la niña no se volvió a acordar de la Media Carita, ni de la morcilla que le había prometido. Y pasaron así algunos días. Pero una noche estaba durmiendo la niña en el mismo cuarto de su abuela, cuando ya a medianoche oyó en la calle una voz muy lejana, que dice:

La Media Carita soy,
y a la puerta de tu casa estoy!

La niña, toda asustada, se acuerda entonces de lo que ha pro­metido y llama a su abuela:

-¡Ay, abuelita, abuelita,
que me come la Media Carita!

Pero el demonio de la abuela está dormida como un tronco y no le hace maldito el caso. Y vuelta otra vez la misma voz, esta vez más fuerte.

La Media Carita soy,
y a la puerta de tu cuarto estoy!
-¡Ay, abuelita, abuelita,
que me come la Media Carita!

Pero nada, la abuela dormida igual que antes, y sin hacer caso a la nieta. Y pasa otro rato y la Media Carita va avanzando hasta los pies de la cama:

La Media Carita soy,
y a los pies de la cama estoy!
-¡Ay, abuelita, abuelita,
que me come la Media Carita!

Y la abuela sin oír. Y la Media Carita, que va subiendo por la cama:

-¡La, Media Carita soy,
y encima de la cama estoy!
-¡Ay, abuelita, abuelita,
que me come la Media Carita!

Y entonces fue la Media Carita y abrió la boca, y¡zas!, se tragó a la niña.
Y colorín, colorao, este cuento se ha acabao 3.

Madrid, Madrid.

Recogido por don Dámaso Alonso, 1929.

058. Anonimo (Castilla y leon) 

No hay comentarios:

Publicar un comentario