Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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jueves, 26 de julio de 2012

La mariposita .003

Esto era una mariposita que estaba barriendo alegremente la puerta de su casa y se encontró un centimito.
Y empezó a pensar: «¿En qué me lo gastaré? ¿En qué me lo gastaré? ¿En caramelitos? No, no, que me llamarán golosa. ¿En almendritas? No, no, que me llamarán tragona».
Y así siguió hasta que, de pronto, dijo:
‑¡Ya sé! Me compraré un lacito para el pelo y estaré linda y hermosa.
Se compró el lacito, se lo puso en el pelo y, linda y hermosa, se puso a la puerta por ver si encontraba novio. Entonces llegó un perro y le dijo:
‑Huy, mariposita, qué reguapa estás.
‑Hago yo muy bien, que tú no me lo das ‑repuso ella.
‑Mariposita, ¿te quieres casar conmigo?
‑Y cuando tengamos hijitos, ¿cómo los llamarás?
‑Guau, guau ‑ladró el perro.
‑Ay, no, entonces no, que me los morderás.
Se fue el perro y al rato llegó un gato, y le dijo:
‑Huy, mariposita, qué reguapa estás.
‑Hago yo muy bien, que tú no me lo das.
‑Mariposita, ¿te quieres casar conmigo?
‑Y cuando tengamos hijitos, ¿cómo los llamarás?
‑Miau, miau ‑maulló el gato.
‑Ay, no, entonces no, que me los arañarás.
Se fue el gato y a continuación llegó un ratón, y le dijo:
‑Huy, mariposita, qué reguapa estás.
‑Hago yo muy bien, que tú no me lo das.
‑Mariposita, ¿te quieres casar conmigo?
‑Y cuando tengamos hijitos, ¿cómo los llamarás?
‑Iii, iii ‑chilló bajito el ratón.
‑Ay, sí, porque así me los arrullarás.
Y fueron y se casaron la mariposita y el ratón, ella vestida de blanco y él con levita gris. Como se casaron en sábado, a la mañana siguiente, que era domingo, la mariposita dejó al ratoncito en la cama y le dijo:
‑Me voy a misa. Tú no te levantes, no sea que te coma el gato; y no te asomes a la olla, no te vayas a caer dentro.
La mariposita se marchó y el ratoncito se quedó. Y estaba tan a gusto en la cama, pero luego pensó: «Voy a vigilar la olla, no vaya a ser que se queme la comida».

Llegó a la olla, se encaramó en ella, abrió la tapa y izas! se cayó dentro. La mariposita volvió de misa y no encontraba a su ratoncito.
‑Ratoncito Pérez, ¿dónde estás?
Y nada, que no aparecía. Al final se cansó de buscarle y se fue a comer y, claro, al abrir la olla, allí estaba el ratoncito cocido. Y la mariposita se fue a la puerta de su casa y se puso a llorar.
‑Ay, que mi ratoncito se cayó a la olla y su mariposita le gime y le llora. Pasó volando un pajarillo, y le preguntó:
‑¿Por qué lloras, mariposita?
‑Porque el ratoncito se cayó a la olla y su mariposita le gime y le llora.
Y dijo el pájaro:
‑Pues yo, como pajarito, me corto el piquito.
E iba volando sin piquito y le vio una paloma, que le preguntó:
‑Pajarito, ¿cómo vienes sin piquito?
‑Porque el ratoncito cayó a la olla, la maripo-sita le gime y le llora, y yo, como pajarito, me corté el piquito.
Y dijo la paloma:
‑Pues yo, como palomita, me corto la colita.
Se fue la paloma volando hasta el palomar. Y le dijo el palomar:
‑Palomita, ¿cómo vienes sin colita?
‑Porque el ratoncito se cayó a la olla, la mariposita le gime y le llora, el pajarito se cortó el piquito, y yo, como palomita, me corté la colita.
‑Pues yo, como palomar, me echo a rodar.
Echó a rodar y a rodar y a rodar y tanto rodó que al río llegó; y le dijo el no:
‑Palomar, ¿cómo vienes tan rodando?
‑Porque el ratoncito se cayó a la olla, la mariposita le gime y le llora, el pajarito se cortó el piquito, la palomita se cortó la colita, y yo, como palomar, me eché a rodar.
‑Pues yo, como río, me seco y no crío.
Conque se secó y no crió. Entonces llegaron a la orilla las doncellas del rey con sus cantaritas para coger el agua del río. Y le dijeron:
‑Río, ¿cómo no traes agua?
‑Porque el ratoncito se cayó a la olla, la mariposita le gime y le llora, el pajarito se cortó el piquito, la palomita se cortó la colita, el palomar se echó a rodar, y yo, como río, me seco y no crío.
‑Pues nosotras, como doncellitas, rompemos nuestras cantaritas.
Clán. Rompieron sus cantaritas y volvieron al palacio sin cantaritas. Y el rey, que lo vio, les dijo:
‑Doncellitas, ¿por qué no traéis las cantaritas?
‑Porque el ratoncito se cayó a la olla, la mariposita le gime y le llora, el pajarito se cortó el piquito, la palomita se cortó la colita, el palomar se echó a rodar, el río se secó y no crió, y nosotras, como doncellitas, rompimos nuestras cantaritas.
‑Pues yo, como rey, me echo a correr.
Se echó a correr y corrió y corrió y corrió y al final llegó donde un fraile, que le dijo:
‑Rey, ¿cómo vienes tan corriendo?
‑Porque el ratoncito se cayó a la olla, la mariposita le gime y le llora, el pajarito se cortó el piquito, la palomita se cortó la colita, el palomar se echó a rodar, el río se secó y no crió, mis doncellitas rompieron sus cantaritas, y yo, como rey, me echo a correr.
Y dijo el otro:
‑Pues yo, como fraile, me cojo las castañuelas y me voy al baile.

003. anonimo (españa)

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