Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

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viernes, 6 de julio de 2012

La chiribitaina .445

445. Cuento popular castellano

Un aragonés fue a visitar a un cura. Y hablando con él, dijo:
-¡Qué buena casa tiene usted, señor cura!
-Que no se llama casa -le dijo el cura. Se llama chiribitaina.
-¡Ah, chiribitaina! -dice el aragonés. Luego el cura le enseña la casa. Ve la cama y dice:
-¡Qué buena cama tiene usted, señor cura!
-Que no se llama cama, que se llama la tumba de San Sebastián.
-¡Ah, la tumba de San Sebastián! Al entrar el ama, dijo el aragonés:
-Señor cura, ¡qué buena ama tiene usted!
-Que no se llama ama, que se llama prójimi nostra.
-¡Ah, prójimi nostra!
Luego bajaron a la cocina, y dijo el aragonés:
-¡Qué buenas escaleras tiene usted!
-Que no se llaman escaleras, que se llaman excelencias.
-¡Ah, excelencias!
Prueba el agua y dice:
-Señor cura, ¡qué buena agua tiene usted!
-Que no se llama agua, que se llama templanza.
-¡Ah, templanza!
Luego se acerca a la lumbre y dice:
-Señor cura, ¡qué buena lumbre tiene usted!
-Que no se llama lumbre, que se llama alegría.
-¡Ah, alegría!
Jugaban unos gatos alrededor de la lumbre, y dijo el aragonés:
-Señor cura, ¡qué buenos gatos tiene usted!
-Que no se llaman gatos, que se llaman cacigurriatos.
-¡Ah, cacigurriatos!
El cura le invitó a cenar, y después de la cena el aragonés le preguntó si tenía alguna cama para él, que adónde podría ir tan de noche y tan tarde. Y le dijo el cura:
-No, no, señor. No tengo ninguna cama. Sólo la del ama la mía.
-Pues, aunque sea en el pajar -le dijo el aragonés.
-Ah, no, no -le dijo el cura. En el pajar no puede ser por­que puede usted tener un descuido, y a lo mejor puede prender­se fuego.
Y
-No, no, señor, yo tendré cuidado.
Y por fin le dejó el cura dormir en el pajar. A medianoche bajaron los gatos. Y el aragonés les ató al rabo una paja y prendió una cerilla a la paja. Y empezó a dar voces:
-¡Señor cura, se levante de la tumba de San Sebastián, deje a la prójimi nostra, que suben los cacigurriatos por las excelen­cias arriba; en la cola llevan la alegría! ¡Si no acude usted con la templanza, se le quema la chiribitaina!

Sepúlveda, Segovia. Purificación Revilla. 1 de abril, 1936. 13 años.

Fuente: Aurelio M. Espinosa, hijo                                                            

058. Anonimo (Castilla y leon)





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