Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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jueves, 26 de julio de 2012

La asadura del muerto .003

Érase una vez una niña que vivía con su madre viuda y eran tan pobres que pasaban mucha hambre. Pasaban tanta hambre que la niña, por las noches, sólo sabía soñar con criados vestidos de blanco que llevaban bandejas llenas de comida, y por la mañana se despertaba con más hambre de la que tenía cuando se acostó.
Un día su madre la mandó a la tienda a comprar asadura, pero no le dio dinero porque no lo tenían. La niña fue a la tienda y no pudo comprar porque el carnicero no le quiso fiar.
Salió de la tienda muy triste, pensando que no podía llevar nada a casa. Y en esto pasó por delante del cementerio y se le ocurrió entrar. Allí estuvo meditando y, al cabo de un rato, decidió sacarle la asadura a un cadáver que había sido enterrado el día anterior, pensando que a él ya no le era útil y, en cambio, a su madre y a ella podría servirles para saciar su hambre. Y así lo hizo.
Al llegar a casa, su madre se puso muy contenta, cogió la asadura, la limpió, la partió y la guisó para la cena. Una vez que hubieron comido, satisfechas como estaban, les entró sueño y se fueron a dormir.
Durmiendo estaban cuando un ruido tenebroso las despertó y escucharon una voz que decía:
‑¡Devuélveme mi asadura, que la sacaste de mi sepultura!
Y la niña gritó:
‑¡Ay!, mamaíta mía, ¿quién será?
Y la madre le contestó:
‑Calla, hija mía, que ya se irá.
Y dijo la voz:
‑Que no me voy, que en el primer escalón estoy.
Y la niña, más asustada, volvió, a gritar:
‑¡Ay!, mamaíta mía, ¿quién será?
‑Calla, hija mía, que ya se irá.
Y la voz dijo esta vez:
‑Que no me voy, que en el segundo escalón estoy.
Y la niña, más asustada aún:
‑¡Ay!, mamaíta mía, ¿quién será?; que tengo miedo y los ojos no quiero cerrar.
‑Calla, hija mía, que ya se irá.
Y volvió a hablar la voz:
‑Que no me voy, que en el tercer escalón estoy.
Y la niña imploraba:
‑¡Ay!, mamaíta mía, ¿quién será?; que no he hecho nada malo y me quieren llevar.
‑Calla, hija mía, que ya se irá.
Y la voz dijo entonces:
‑Que no me voy, que entrando por la puerta de tu cuarto estoy.
Y la niña gritaba:
‑¡Ay!, mamaíta mía, ¿quién será el que a los pies de mi cama está y yo no quiero mirar?
‑Calla, hija mía, que ya se irá.
Y la voz, ya furiosa, gritó:
‑¡No me voy, que agarrándote de los pelos estoy!
Y agarrando a la niña, el muerto se la llevó al cementerio, la mató, le sacó la asadura, se la puso y se enterró otra vez.

003. anonimo (españa)

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