Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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jueves, 26 de julio de 2012

La ardilla, la aguja y el guante

Una ardilla, una aguja y un guante ya viejo vivían juntos y eran buenos amigos. Un día decidieron salir de caza por el bosque: la ardilla y el guante caminaban delante; la aguja iba detrás. Lle­garon a la linde del bosque, pero, por más que buscaban, no ha­bía qué cazar. La ardilla y el guante ya estaban a punto de aban­donar la cacería cuando se oyó de improviso la voz de la aguja:

¡Rápido, rápido, ardillita!
¡Guantecito, ven aquí!
¡Venid a ver qué he encontrado
en la tierra abandonado!

La ardilla y el guante se dirigieron a donde estaba la aguja, pero no vieron más que un charco en medio del sendero.
-¿Esto es lo que has encontrado? -gritaron ambos con fas­tidio.
-¿Por qué? ¿No os parece bastante?
-¡Eres más tonta de lo que creía! ¡Nos has llamado para algo totalmente inútil!
Y dicho esto, retomaron el camino: la ardilla y el guante de­lante; la aguja, detrás.
Poco después llegaron al corazón del bosque, pero, por más que buscaban, no había nada en absoluto que cazar. La ardilla y el guante dijeron que volverían a casa. Pero de nuevo se oyeron los gritos de la aguja:

¡Rápido, rápido, ardillita!
¡Guantecito, ven aquí!
¡Venid a ver qué he encontrado
en la tierra abandonado!

La ardilla y el guante se dirigieron a donde estaba la aguja, pero no vieron más que un tronco en medio de un pequeño prado.
-¿Esto es lo que has encontrado?
-¿Por qué? ¿No os parece bastante?
-¡Eres más tonta de lo que creía! ¡Nos has llamado para algo totalmente inútil!
Y retomaron su camino: la ardilla y el guante, delante; la aguja, detrás.
Poco después llegaron al otro extremo del bosque, pero tam­poco allí había nada que cazar. La ardilla y el guante estaban a punto de volver a casa cuando, por tercera vez, oyeron gritar a la aguja:

¡Rápido, rápido, ardillita!
¡Guantecito, ven aquí!
¡Venid a ver qué he encontrado
en la tierra abandonado!

La ardilla y el guante no querían siquiera volverse, pero al fin fueron a ver y... ¿qué creéis que vieron? Su amiga la aguja había capturado un ciervo.
El guante y la ardilla se quedaron con la boca abierta por la sorpresa.
-¿Cómo has hecho para capturarlo? -preguntó la ardilla.
-Muy sencillo -respondió la aguja. Me escondí tras una mata de hierba, el ciervo se puso a pastar y yo me clavé en su co­razón.
La ardilla y el guante ya viejo estaban fuera de sí de la ale­gría, pero la aguja añadió:
-Yo he conseguido la comida para el almuerzo. Ahora os toca a vosotros colaborar en los preparativos de la cena.
La ardilla y el guante se pusieron enseguida en acción. La ar­dilla partió en pedazos el tronco y encendió el fuego. El guante llevó el agua del charco y sumergió en ella una buena pierna de ciervo.
Y si la comida fue sabrosa, la cena lo fue aún más

002. anonimo (finlandia)

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