Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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lunes, 30 de julio de 2012

El rey de la islita


Cuento popular

Había una vez un viejo muy pobre y enfermo que no podía trabajar. Tenía dos hijos: un muchacho una muchacha muy hermosa lllamada Millantún, que en mapuche quiere decir `sol de oro'.
Un día salió el muchacho a pescar al mar en su canoa. Pronto vio un pescado muy grande y pensó que, si lo pescaba, conseguiría una buena platita para su padre y su hermana.
El pescado grande nadaba siempre cerca de la canoa, pero el muchacho no lo conseguía pescar y no se dio cuenta de que, en su persecución, se alejaba mucho de la tierra. Llegó hasta una islita donde parecía que el pescado se había metido entre las rocas, lo buscó y no lo vio. Entonces, salió de su canoa y saltó a la isla.
Apenas puso un pie en la isla, cuando el pescado apareció y -¡zas!- de un bocado se tragó al muchacho. El pescado era el rey de la islita y atraía a todos los marineros y pescadores para comérselos.
Mientras tanto, el viejo y la muchacha pensaban que, como el chico no regresaba, se habría caído al mar o que las olas habrían arrastrado su pequeña canoa.
Un día, Millantún fue a la orilla del mar a buscar mariscos y vio al gran pescado nadando a lo lejos. Tuvo miedo, pero pronto pensó que tal vez podía atraerlo hasta la orilla para pescarlo. Se puso a cantar y el pescado se acercó, pero no lo suficiente, así que no lo pudo atrapar.
Mientras volvía a su casa, vio en el camino a un pájaro muy grande que se había enredado con unos cordeles de pescadores. Ella cortó las cuerdas y lo liberó. El pájaro, en agradecimiento, le dijo:
-Ese pescado grande que has visto es el rey de la islita que se ve a lo lejos. Se come de un trago a los que llegan allí, porque tiene miedo de que le roben un tesoro escondido en una roca. Él se comió a tu hermano. Si quieres, yo te guiaré hasta la isla y te avisaré cuando duerma el pescado. Si consigues matarlo, serás rica.
Millantún dijo que sí y se fue contenta a su casa. Por la noche, escuchó el grito del pájaro y salió de la casa con un cuchillo grande escondido en su cintura. En la orilla del mar, el pájaro la esperaba.
-Tírate al agua -le dijo-. Yo tomaré con el pico el borde de tu vestido y te sostendré mientras vuelo.
Así lo hicieron y pronto llegaron a la isla. Vieron al pescado durmiendo, y Millantún, pisando muy despacio, subió a la isla y se acercó hasta él.
En ese momento, el pescado despertó y abrió la boca para tragarse a la muchacha, que ya tenía el cuchillo en la mano. Así es que el pescado se la tragó, con cuchillo y todo.
Apenas llegó al vientre del pescado, Millantún lo rajó con el cuchillo y salió. Con ella salieron también muchos hombres que estaban en el vientre. Entre ellos, reconoció a su hermano y a un joven muy hermoso, pero todos parecían muertos.
Entonces, le dio tanta rabia a Millantún que le sacó el corazón al pescado y le dio un mordisco. La sangre que salió del corazón salpicó los cuerpos del hermano y del joven hermoso. Al instante, desperta-ron y se levantaron para abrazar a la muchacha.
El pájaro grande se precipitó sobre el corazón que Millantún había dejado en el suelo y se lo tragó. Entonces, se transformó en un hombre que resultó ser el padre del joven hermoso.
El hombre contó que el pescado lo había transformado en pájaro porque le había arrebatado a una joven mujer, que era la madre del joven. Se metieron después en la cueva del pescado y encontraron montones de tesoros. Más tarde, buscaron entre los botes de los marinos que habían sido tragados por el pescado uno grande, y metieron ahí todo el dinero y los tesoros para regresar a la tierra.
Millantún se casó con el joven hermoso, y fueron felices.

028. anonimo (chile-mapuche)

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