Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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jueves, 26 de julio de 2012

El pobre avaricioso


Un pobre iba por esos caminos pidiendo de casa en casa y malviviendo de lo que por ahí le daban. Un día llamó a una casa para pedir limosna, como tenía por costumbre, pero en la casa le dijeron que ellos también eran muy pobres y que no podían darle nada. El hombre insistía e insistía:
‑Ande, déme lo que sea.
Y ellos le decían:
‑Pero si no tenemos nada, que nada nos sobra.
Y el pobre, dale:
‑Pues aunque sea un garbanzo.
En vista de lo cual, pues le dieron un garbanzo y siguió camino. Así hasta que avistó otra casa y, como era de noche, pidió posada en ella. Le dijeron que sí, que entrara, y le dijo el pobre a la señora que lo atendió:
‑Señora, ¿dónde puedo poner este garbanzo, que es lo único que tengo?
‑Pues nada, déjelo usted ahí, en el vasar ‑dijo la señora.
El pobre se fue a dormir y a la mañana siguiente, cuando fue a buscar su garbanzo, no lo encontró; y le dijo a la señora:
‑Señora, déme usted mi garbanzo, que no lo encuentro.
La señora fue al vasar y dijo:
‑¡Ay, que se lo ha de haber comido una gallina!
Y le dijo el pobre:
‑Pues si no me da usted el garbanzo, me da la gallina que se lo comió.
Empezaron a discutir y al final, por no oírle más, le dieron la gallina.
Se fue el pobre con su gallina y estuvo andando todo el día y al final del día se acercó a otra casa a pedir posada. Antes de ir a dormir preguntó dónde podía poner la gallina y le dijeron que la llevase al corral. Y a la mañana siguiente, cuando fue a buscar la gallina, la gallina que no aparecía. Se ponen a rebuscar y descubren que se la ha comida la cerda. Y el pobre va y dice:
‑Pues si no me da usted la gallina, me da la cerda que se la comió.
Los de la casa no querían darle la cerda, pero al final no tuvieron más remedio que entregársela y se fue el pobre con la cerda. Y como ya había cogido la costumbre, al caer la tarde del día siguiente volvió a pedir posada y pidió guardar la cerda. La metieron en la cuadra y se fue a dormir.
Y otra vez la misma historia: al levantarse vio que la cerda estaba muerta en la cuadra y preguntó la causa y le dijeron en la casa que la había matado la vaca en un descuido. Y el pobre hizo lo que las otras veces:
‑Pues si no me da usted la cerda, me da la vaca que la mató.
Así que se fue con la vaca, cada vez más animado con su suerte, y llegó a otro lugar donde pidió posada. En esta casa había gran movimiento porque al día siguiente se casaba una hija de los dueños, de manera que le invitaron a que se quedase a pasar las celebraciones con ellos y el pobre dijo que sí. Guardaron la vaca en la cuadra y estuvo los tres días siguientes celebrando las bodas, que fueron magníficas. Y al término de los festejos, bien comido y descansado, pidió su vaca para irse. Y le dijeron:
‑¡Ay, pero si hemos matado la vaca para la boda!
Y dijo el pobre:
‑Pues si no me da usted la vaca, me da la novia.
Ellos no querían, pero el hombre se puso tan pesado que al final no tuvieron más remedio que darle la novia. El pobre la metió en su saco, se lo echó a la espalda y se fue a buscar otra casa pensando en lo mucho que ganaba con cada cambio.
Y por allí encontró otra casa donde le daban posada y él dijo:
‑¿Dónde puedo dejar este saco?
‑Pues aquí mismo, en un rincón de la cocina ‑le dijeron.
Entonces el pobre se fue a pedir a otras casas que estaban cerca y dejó allí el saco. Pero resulta que aquella casa era donde vivían los padrinos de la boda. En esto que se pusieron a amasar tortas y los chicos de la casa a cantar:
‑Madre, hágame una torta.
Y entonces sale una voz del saco que dice:
‑Madrina, hágame a mí otra.
Todos se quedaron extrañados y fueron a ver qué había dentro del saco y allí se encontraron a la novia metida. Conque la sacaron de allí y en su lugar metieron lagartos y culebras. Y a la mañana siguiente el pobre cogió su saco, que estaba donde lo había dejado, y sin decir palabra se fue de la casa. Y cuando iba por el camino, se le empezaron a revolver todos los bichos que llevaba dentro y al abrirlo para ver lo que era se dio tal susto que se quedó muerto.
Eso fue lo que le pasó al pobre por avaro y aprovechado.

003. anonimo (españa)

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