Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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domingo, 29 de julio de 2012

El gato y el ratón se van a vivir juntos

Un día, un gato y un ratón decidieron vivir juntos. Se traslada­ron a la bodega de la parroquia g el gato dijo:
-Pronto llegará el invierno, amigo ratoncito, y habría que pensar en reservar algunas provisiones.
El ratón salió a buscar algún alimento hasta que encontró una marmita con manteca de cerdo. Y le dijo al gato:
-Tengo una buena idea para conservar la marmita. La pon­dremos en la iglesia, bajo el altar. De allí no se la llevará nadie.
-Magnífico -aprobó el gato, muy contento porque tendrían que comer durante el próximo invierno.
Pero un día el gato le dijo al ratón:
-Mi tía me ha invitado a un bautizo y me ha pedido que sea el padrino de su hijo. El gatito nació ayer. Es muy blanco, menos la cola, que es oscura.
-Corre, corre, amigo mío -dijo el ratón, y diviértete.
Pero el gato no fue a ningún bautizo. En cambio, corrió ha­cia la iglesia y dio una lamidita a la manteca guardada bajo el al­tar. La encontró muy sabrosa y por la noche, antes de volver a casa, fue a darle otra buena lamida.
-¿Y, cómo ha estado el bautizo? -preguntó el ratón. ¿Qué nombre le habéis dado al gatito de la cola negra?
-Solunpoco -respondió el gato.
-¿Solunpoco? Bonito nombre -dijo el ratón convencido.
Poco tiempo después, el gato se dirigió de nuevo al ratón y le dijo:
-Hoy mi tío me ha invitado a otro bautizo. Su gatito nació ayer; es todo negro, menos una pequeña franja blanca alrededor del cuello.
-Corre, corre, amigo mío -dijo el ratón, y diviértete.
Pero el gato no fue en realidad al bautizo, sino que marchó hacia la iglesia y se comió la mitad de la manteca guardada en la marmita.
-Hoy la manteca está más buena que la vez anterior -pensó el gato.
Cuando volvió a casa, el ratón le preguntó:
-Dime: ¿qué nombre le habéis puesto al gatito con la franja blanca alrededor del cuello?
-Mediando -dijo el gato.
-¿Mediando? -preguntó el ratón sorprendido. Francamen­te es un nombre poco común.
Poco tiempo después, el gato se dirigió al ratón y le dijo:
Mi prima me ha invitado hoy a un bautizo. Ha tenido un gatito a rayas.
-Ve, ve, amigo mío -dijo el ratón, y diviértete.
Y el gato se fue derecho a la iglesia, donde se comió toda la manteca que quedaba. Antes de volver a casa, fue a dar un paseo por el tejado de la iglesia.
-¿Cómo habéis llamado al gatito a rayas? -le preguntó el ratón esa noche.
-Acabóse -dijo el gato.
-¿Acabóse? -rió el ratón. Francamente es un bonito nom­bre para un gato.
Llegó el invierno y un día el ratón sintió que tenía mucha hambre. Le dijo entonces al gato:
-Ven, minino. Vamos a echar un vistazo bajo el altar. Po­dríamos comer un poco de la manteca, ¿no?
-¡Claro! ¡Y qué buena debe de estar! -rió el gato.
Fueron a la iglesia, sacaron la marmita guardada bajo el al­tar y, por supuesto, la encontraron completamente vacía.
-¿Qué ha pasado? -dijo el ratón mientras el gato sonreía.
El ratón, pobrecito, comprendió finalmente que el gato lo había engañado.
-Tú te has comido toda la manteca -chilló protestando. ¡Ahora comprendo la historia de todos esos bautizos! ¡Venías a comerte la manteca y no has dejado ni siquiera un poco! -dijo el ratón.
-Claro -respondió el gato, y si no te callas te comeré tam­bién a ti.
Esto fue lo que ocurrió cuando el gato y el ratón se fueron a vivir juntos.

Fuente: Gianni Rodari

012. anonimo (alemania)

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