Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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miércoles, 4 de julio de 2012

El demonio y la vieja bruja

283. Cuento popular castellano

Un hombre se quedó viudo con un hijo y bastante capital. Y por el exceso de capital aprendieron el oficio de vagos, a no tra­bajar y llevar buena vida, hasta que aquello se acabó, y vinieron a parar en la miseria, sin pan que comer.
Un día desesperado el joven de ver a su padre abatido por el hambre, dijo que si pudiera conseguir de casarse con la princesa que en su pueblo habitaba, daría el alma al demonio. Y como éste lo oyera, se presentó a él, diciéndole:
-¿Qué es lo que deseas?
Y el joven le dijo:
-Si me caso con la princesa, entregar mi alma al demonio.
El que le dijo que lo tenía concedido. Pusieron un plazo de veinte años. Y le dijo que a la llegada a su casa, se encontraría con una maleta de bastantes dimensiones, en la que encontraría todo el dinero que necesitaba y tres trajes diferentes para que se pusiera uno cada día y se paseara por delante de la puerta de pa­lacio cada día con un traje diferente, que la misma señora le lla­maría la atención para conquistarla.
Y así ocurrió. Al segundo día le llamó la atención, diciéndole que le quería por esposo, que si no tenía ningún inconveniente, se casaría con él. Celebra-ron las bodas; pero nunca declaró a su
..esposa el contrato que tenía hecho con el demonio.
Todo fue vida y dulzura, y esos veinte años se pasaban como la espuma. Y ocho días antes de la terminación del plazo que te­nía hecho con el diablo, empezó por entristecerse, perdiendo el apetito, y hasta no miraba a su mujer, que tanto cariño le profe­saba. Pero un día le preguntó ella qué era lo que le ocurría, que en veinte años nunca le había visto disgustado ni con pesares, siempre con alegría, y era la fecha que ya no observaba en él más que tristeza y mala cara.
No tuvo más remedio que declararse a su esposa y al sentir­lo ella, palideció de la misma manera que había palidecido su marido. Pero tenían en la casa una vieja bruja que la dijo que no se apurara, que en los ocho días que quedaban, se habían de arre­glar para ganarle al demonio aquello que se pensaba llevar.
Cogieron un gato y lo encerraron en una habitación para amaes-trarlo, que todos los días le propinaban una corriente de latigazos para que estuviera al tanto de escapar. La dijo a la se­ñora la vieja que cuando llegara el demonio a su casa, le dijera que el alma de su marido era de ella la mitaz, y que por lo tanto no podía llevársela. Y si después de todo la cogía una cosa y la detenía otra y la enderechaba otra, no sólo se llevaba el alma de su marido, sino también la de ella.
Así sucedió. Cuando llegó el demonio a su casa, la mujer le dijo lo que había indicado la vieja. Y aceptó el diablo. Entonces se puso la vieja y le dijo, soltándole un pedo:
-Recójame usted ése.
Y como se evaporó en el aire, no le pudo echar la uña.
-Póngase ustez bien, que va la segunda.
Tenía el gato preparado en la habitación -ocho días sin co­mer deseando de escapar. Antes de darle soltura, le propinó unos cuantos latigazos, para que estuviera acordis. Le abrió la puerta. Según estaba el demonio esperándole, se le clavó en la cara. Y después de desgarrarle las mejillas, le tuvo que dejarle escapar por no poderle coger.
Sólo la quedaba la última, que era el bien o mal de la casa. Pero la vieja bruja se arrancó un pelo de la cabeza bastante en­redado por no habérsele peinado nunca, y se le dio al demonio para que se lo enderechara. Contri más le cogía entre los dedos para estirarle, a la que le soltaba, se volvía a enroscar.
Estuvo así bastante tiempo por ver si podía conseguir algo. Y viendo que no podía hacer de las suyas, la dijo a la bruja que si tenía muchos que enderechar. Y descubriéndose la cabeza, le dijo:
-Todo este cañamal.
Tuvo que huir espantado. y burlado, porque se había dejádo engañar.

Aldeonsancho, Segovia. Juan Pascual Alonso.
23 de abril, 1936. Dulzainero, 55 años (residiendo en Cuéllar. Segovia).

Fuente: Aurelio M. Espinosa, hijo                                                            

058. Anonimo (Castilla y leon)







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