Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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miércoles, 4 de julio de 2012

El demonio burlado

282. Cuento popular castellano

Este era un señor que estaba del otro lado del agua. Y ya lle­vaba dieciocho años trabajando. Y cansándose ya de estar tanto tiempo fuera de la familia, paseándose por la mar una tarde, em­pezó él a discurrir:
-Esto es un fastidio. Tantos años sin ver a la familia y no tener recursos para el viaje. De buena gana entregaba el alma al demonio, si en esta misma noche pudiera estar con mi familia.
Y a los pocos pasos se encuentra con un caballero, que le dice:
-¿Qué haces, buen amigo?
-Pues, aquí estoy, desesperao.
-¡Hombre! ¿Por qué?
-Mire ustez si estaré desesperao, que de muy buena gana en­tregaría el alma al demonio, si esta misma noche pudiera estar con mi familia.
Y le dice el caballero:
-Pero, ¿lo dice ustez cierto?
Dice:
-Sí, señor; como me he de morir.
-Pues, ya está ustez con el demonio. Si ustez me entrega el
alma, en esta misma noche estará ustez con su mujer y sus hijos. Dice:
--Sí, señor, se la entregaré; pero con la condición que me tie­ne ustez que dar de treguas un mes.
Conque a poco tiempo se presentó el demonio a la puerta de casa. Y llama y contesta la mujer:
-¿Quién es?
-¡Abre, que soy Fulano!
Vuelve a llamar.
-¿Quién es?
-¡Abre, que soy Fulano!
-Pero ¿quién es?
-¡Abre! ¿Qué, no me conoces?
Y al decir eso:
-¡Ah, sí! -dice. ¡Mi esposo!
Y se lo dice a los niños. Y dice:
-Ya está aquí vuestro padre.
Ya bajó ella, loca de contenta, a abrir la puerta. Se saludaron y dice ella:
-Tendrás ganas de cenar. Dice:
-Sí.
-Bueno, pues voy a prepararte la cena.
Le preparó la cena y se pusieron a cenar en compañía de sus tres hijos. Y estando cenando, le preguntó la mujer:
-Pues ¿cómo ha sido así el venir sin dar aviso? Dice:
-Pues, ve ahí -dice-. Esa idea que me ha dao.
Y ya se pasaron cuatro días. Tan contentos. Se pasaron otros cuatro, y lo mismo. Se pasaron otros ocho, y lo mismo. Y ya que le faltaban quince días, empezó a ponerse él muy triste. Y le dice la mujer:
-Pero ¡hombre! ¿Qué te pasa, que parece que no tienes ga­nas de comer, y antes estabas tan contento?
-¿Qué me va a pasar? Nada -decía él.
-¿Qué, estás enfermo? -decía ella.
-No.
-Pero ¿cómo no comes?
-Ve ahí, porque tengo pocas ganas.
Y ya que le faltaban tres noches para venir el demonio a por él, entonces ya estaba más apresurao él. Y le dice la mujer:
-Pero hombre, ¿qué te ocurre, que no sé cómo estás, que parece que estás no sé de qué manera, que no tienes humor para nada?
Y ya la dice él:
-Pues, es por esto. Es porque la venida del viaje ha sido de esta forma: que yo estaba desesperao por no poder venir a ve­ros, y estando paseando por la mar, dije entre mí: «De buena gana entregaba el alma al demonio si esta misma noche podría estar con mi familia.» Y en esto que se me presenta un señor que me dice: «¿Qué hace el amigo?» «Aquí estoy desesperao.» «¿Por qué, hombre?» «Mire ustez si estaré desesperao, que de muy bue­na gana entregaba el alma al demonio, si en esta misma noche podría estar con mi familia.» «¿Lo dice ustez de veras?» «Sí, se­ñor, como he de morirme.» Y entonces me dice el caballero ese, dice: «Pues, ya está ustez con el demonio. Si ustez me entrega el alma, esta misma noche le llevo con su familia.»
Y dice la mujer:
-Mil demonios, y ¿por eso te apuras? O lleva el alma tuya y la mía, o si no, no lleva ninguna.
Conque al día siguiente, a las ocho de la noche, cuando había quedao de dir a por ella, llama el demonio. Y el hombre no sa­bía dónde meterse. Y la mujer le dice:
-¡No te apures! ¡Mil demonios, hombre! O lleva tu alma y la mía, o no lleva ninguna.
En esto que dio otro segundo golpe el demonio en la puerta.
-¿Quién va? -dice la mujer.
-El demonio, que viene a por el alma de su marido.
-Pase -dice la mujer-; que hemos acordao esto: que si us­tez acezta a tres preguntas o pruebas que yo le haga, lleva ustez el alma de mi marido y la mía. Y si no, no lleva ustez ninguna. Para ganar la partida, tiene ustez que salir victorioso en dos de las tres pruebas.
-Acezto -dice el demonio.
Conque le manda la mujer entrar al demonio en una habita­ción. Y le suelta una pelota, y le dice:
-Cójala.
Y entonces echa la garra el demonio y la coge. Y la dice a la mujer:
-Ya tengo una.
Dice la mujer:
-Bueno, bien. Ahora coja esto.
Se levanta el manteo la mujer y le suelta un fuerte pedo. Y
como no le puede echar la mano el demonio, le dice la mujer:
-Tengo una, ¿eh?
-Sí -dice el demonio.
-La otra...
Se arranca un pelo de la cabeza y le dice:
-La otra es poner este pelo derecho con una mano sola.
Y en vista de que el demonio no lo podía hacer, dice la mujer:
-Tengo dos. Dice el demonio:
-Sí.
-Pues, ha perdido ustez la partida.
Y se salió el demonio pa el infierno, y no se los pudo llevar. Y le dice la mujer al marido:
-Ves, ¡mil demonios! Ya está salvada tu alma y la mía. Y allí ya ha terminao.

Astudillo, Palencia. Anselmo Velasco. 16 de mayo, 1936. Labrador, 36 años.

Fuente: Aurelio M. Espinosa, hijo                                                            

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