Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

8-2-2015 a las 21:47:50 10.000 relatos y 10.000 recetas

10.001 relatos en tiocarlosproducciones

10.001 recetas en mundi-recetasdelabelasilvia

Translate

viernes, 27 de julio de 2012

El chacal y los polluelos

Una vez, trabaron amistad un chacal y una gallina clueca. El chacal trataba a la gallina con mucho afecto, le llevaba granos de trigo, robaba para ella arroz del granero, y no cabía en sí de contento al verla cada vez más gordita. Cuando pensó que ya es­taba bastante gorda, el chacal le dijo:
-Nos conocemos desde hace mucho tiempo. Sería bueno que nos hiciésemos visitas.
-De acuerdo -dijo la clueca, prepararé cerveza y te invitaré a beber unos tragos.
-Primero debes venir tú a mi casa -respondió el chacal. Yo también prepararé cerveza.
Y los dos comenzaron a hacer los preparativos. El chacal co­gió ratones, ranas, luciérnagas y saltamontes, los echó en una gran olla q elaboró una cerveza que apestaba. La clueca, en cambio, hizo su cerveza con arroz y trigo, y despedía un aroma estupendo.
Cuando los dos estuvieron listos, el chacal invitó a la clueca a su casa y le sirvió una jarra de cerveza; pero la gallina se limi­tó a olerla y la dejó allí.
-¿Por qué no bebes? -preguntó el chacal.
-Perdóname, ¿vale?, pero tu cerveza apesta. Vayamos mejor a beber la mía.
-Vamos -dijo el chacal y siguió a la gallina hasta su casa.
La cerveza de la clueca era excelente. Bebieron una jarra, después otra, y la gallina comenzaba a sentir la cabeza pesada. Después de la tercera jarra, se durmió como un tronco. Era lo que esperaba el chacal. Le retorció el cogote, se la llevó a su ma­driguera y se la comió.
-Qué buena es la carne de gallina -decía, muy contento. Mañana me haré también amigo de los polluelos.
El chacal creía que los pollitos se habían ido ya a dormir y que no habían visto nada. Pero, en realidad, no dormían y lo ha­bían visto todo. A la mañana siguiente, el chacal los encontró llorando.
-¿Por qué lloráis, queridos polluelos?
-Lloramos porque nuestra madre ha muerto.
-¿Y esta noche adónde iréis a dormir?
-Dormiremos sobre la paja -respondieron los polluelos.
-Hacéis bien -dijo el chacal y se fue pensando: «volveré esta noche y me los comeré».
Pero los polluelos sabían muy bien qué ideas le rondaban por la cabeza al chacal. En vez de ir a dormir sobre la paja, de­jaron allí unos cuantos clavos y agujas y se ocultaron bajo la mesa.
Cuando oscureció, el chacal entró sigiloso en la casita y hun­dió el hocico en la paja, pero se pinchó con tantos clavos y agu­jas que tuvo que escapar aullando de dolor.
A la mañana siguiente, el chacal volvió a encontrarse con los polluelos y les preguntó de nuevo:
-¿Por qué lloráis, queridos polluelos?
-Porque se ha muerto nuestra madre.
-¿Y esta noche adónde iréis a dormir?
-Bajo la mesa -respondieron los polluelos.
-Hacéis bien -dijo el chacal y se fue pensando: «volveré esta noche y me los comeré».
Pero los polluelos sabían muy bien qué ideas le rondaban por la cabeza al chacal. En lugar de irse a dormir bajo la mesa, colocaron allí hachuelas y cuchillos y después se escondieron en­tre las cenizas de la chimenea.
Cuando oscureció, el chacal entró sigiloso en la casita y me­tió el hocico bajo la mesa, pero acabó con tantas heridas que tuvo que escapar aullando de dolor.
Al tercer día, el chacal volvió a ver a los polluelos y les pre­guntó:
-¿Por qué lloráis, queridos polluelos?
-Lloramos porque se ha muerto nuestra madre.
-¿Y esta noche adónde iréis a dormir?
-Entre las cenizas de la chimenea, porque está muy calentita.
-Y hacéis bien -dijo el chacal y se fue pensando: «esta noche no se me escaparán, me los comeré a todos».
Pero los polluelos sabían muy bien qué ideas le rondaban por la cabeza al chacal. Dijeron:
-Tenemos que encontrar la manera de acabar con el chacal. Si no, nos matará como hizo con nuestra madre.
Uno de ellos cogió un huevo, lo puso entre las cenizas de la chimenea y le dijo:
-Cuando llegue el chacal, lánzate sobre su hocico y déjalo ciego.
Otro polluelo cogió un garrote, lo puso junto a la puerta y le dijo:
-Cuando el huevo se rompa en su hocico y el chacal vaya ha­cia la puerta, golpéale la nariz y dale una paliza.
Un tercer polluelo cogió el mortero, lo puso sobre la puerta y le dijo:
-Cuando el garrote lo golpee y el chacal intente salir por la puerta, lánzate sobre su cabeza y mátalo.
-Pero ¿cuándo vendrá el chacal? -preguntaron el huevo, el garrote y el mortero.
-Una vez que anochezca.
-De acuerdo -dijeron el huevo, el garrote y el mortero. Como él no ha tenido piedad de vosotros y os ha dejado huérfa­nos, nosotros no tendremos piedad de él.
Y se escondieron para cumplir los órdenes de los polluelos.
Cuando oscureció, el chacal se deslizó sigiloso hacia la casi­ta y metió el hocico entre las cenizas de la chimenea. De repente el huevo estalló en su hocico y lo cegó. El chacal dio un salto hasta la puerta, asustado. Pero allí lo esperaba el garrote, que comenzó a darle unos golpes muy fuertes. Aún más asustado, el chacal intentó huir, pero el mortero cayó sobre su cabeza y... buenas noches.
Libres del miedo al chacal, los polluelos vivieron desde aquel día muy felices gracias al huevo, el garrote y el mortero.

004. anonimo (india-cultura santali)

No hay comentarios:

Publicar un comentario