Era una rana bondadosa y
que gustaba de chapotear y bañarse en el río, ya que de hecho era una gran nadadora.
ataba en la orilla tomando el sol, cuando llegó un escorpión y le dijo:
-Ranita, ¿podrías pasarme
al otro lado del río?
La rana siempre había
oído decir que los escorpiones son peligrosos porque tienden a clavar su
aguijón, pero pensó: «Claro que si me clava el aguijón, al hundirme yo, él
también lo hará y ambos moriremos. No debo pensar mal. Él me estará agradecido si
le ayudo a cruzar el río.»
-Súbete encima de mí y te
pasaré a la otra orilla -dijo solícita la rana.
El escorpión se subió
encima de la rana y ambos animalillos comenzaron a cruzar las aguas. La rana se
sentía muy feliz de poder estar ayudando a otra criatura. Pero de pronto el
escorpión le picó en la cabeza; ambos se hundieron y murieron.
El Maestro dice: Está en la naturaleza del escorpión morder,
pero tú eres un ser humano y no un escorpión; puedes mejorarte y abrir tu
corazón. Al menos, si no logras ser un ser humano, sé una rana, y no un
escorpión.
Fuente: Ramiro Calle
004. Anonimo (india),
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