Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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lunes, 18 de junio de 2012

Impaciencia


Un joven estaba interesado por conocer las Ense­ñanzas misticas y fue a un bosque de banianos donde había un maestro. Se presentó y le pidió instrucciones místicas y ejercicios para hallar la paz interior. El maestro le dijo:
-Permanece conmigo unos cuantos días y te mos­traré los caminos de la Liberación.
-No, no puedo esperar -dijo el joven-. Quie­ro que me des ense-guida las enseñanzas. Quiero re­cibirlas ahora mismo.
-Tal no es mi sistema -repuso el maestro-, pero conozco otro maestro que quizás te las pueda proporcionar en el momento. Vive a unos kilómetros, en un bosque de mangos. Ve a él de mi parte.
El maestro le mostró la dirección para poder lle­gar hasta el bosque de mangos.
-Ahora te hago un ruego. Te entrego esta cajita para que se la des de mi parte.
-Así lo haré -dijo el joven-. Pero ¿estás segu­ro de que me dará las enseñanzas en el acto?
-Prueba a ver.
El joven salió apresuradamente. Comenzó a ca­minar con paso veloz, portando la cajita en la mano. De repente, escuchó un ruidito dentro de la cajita y sintió curiosidad. ¿Qué guardaría la misma? Abrió la cajita y un ratoncillo que había dentro saltó fuera de la misma y salió corriendo. Fue imposible seguirlo. El joven cerró la cajita y prosiguió caminando.
Sentado en meditación profunda se hallaba el maestro del bosque de mangos cuando llegó el joven.
-Perdona que te moleste, señor -se hizo no­tar-. Traigo una cajita para ti de parte del maestro del bosque de banianos. El motivo de mi visita es que quiero recibir en el acto las más sublimes enseñanzas místicas y liberatorias. Muéstrame la vía hacia la Libe­racion.
-Pásame antes la cajita -dijo el maestro.
Parsimoniosamente abrió la cajita y la encontró vacía.
-¿Había algo dentro? -preguntó.
-Sí -repuso vacilante el joven-, un ratoncito.
Y el maestro le dijo:
-Si no eres capaz de cuidar de un ratoncito, ¿cómo vas a poder velar por las enseñanzas? Vete, no estás maduro.
Y cuando el joven, entristecido, partía, agregó:
-Y, por cierto, no seas tan impaciente.

El Maestro dice: Las enseñanzas hay que ganarlas y merecerlas. Son un don, un tesoro y un medio para hallarse a sí mismo. Pacientemente hay que aprenderlas y más pacientemente practicarlas.

Fuente: Ramiro Calle

 004. Anonimo (india),

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