Había en
el reino Wu una mujer bellísima, llamada Xi Shi. Antes de que fuera elegida
como Primera Dama del Reino, vivía en una calle céntrica de la capital. Cuando
salía a lavar en el riachuelo, deslumbraba a la gente con su gracia y su
encanto. Las chicas de la ciudad sentían admiración y envidia a la par de su
extraordinaria y cautivadora belleza. Todo lo que llevaba se convertía en moda
a los pocos días. Su gracioso andar era copiado por las doncellas, que la
imitaban incluso cuando se secaba el sudor de la frente.
Un día,
la bella mujer sintió dolor de estómago cuando caminaba por la calle. Tenía las
cejas fruncidas por las continuas molestias abdominales. En eso, la vio una
muchachita gorda y fea. Su ancha cara se iluminó, creyendo haber visto la clave
de la belleza de la graciosa Xi Shi.
Desde
aquel día, andaba siempre con las cejas fruncidas y una expresión de angustia.
Pero le extrañaba que la gente, en vez de mirarla con simpatía, huía de ella
más que nunca.
005. anonimo (china)
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