En el
Reino de Chu vivía un hombre que vendía lanzas y escudos.
-Mis
escudos son tan sólidos -se jactaba- que nada puede traspasarlos. Mis lanzas
son tan agudas que nada hay que no puedan penetrar.
-¿Qué
pasa si una de tus lanzas choca con uno de tus escudos? -preguntó alguien.
El
vendedor no supo qué contestar.
005. anonimo (china)
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