Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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miércoles, 13 de junio de 2012

El maestro dongguo


Hace mucho tiempo vivía un anciano llamado Maestro Dongguo. Un día, al hacer un viaje, se extravió.
Cuando buscaba el camino, encontró a un lobo que perseguido por un cazador le suplicó socorrerlo.
El corazón tierno y compasivo del Maestro Dongguo se inundó de piedad frente a la desgracia del animal y lo introdujo en su saco de libros.
En eso llegaron unos cazadores y uno de ellos preguntó al Maestro Dongguo: "¿No ha visto pasar un lobo?"
El Maestro Dongguo mintió: "¿Un lobo? No, no lo he visto.
Una vez que los cazadores se perdieron de vista el Maestro Dongguo soltó al lobo.
Ya montado en su asno se disponía a partir, pero el lobo, tirándole de las vestiduras, le pidió de comer pues se moría de hambre.
El Maestro Dongguo sacó una galleta y se la ofreció al animal. Este, riéndose entre dientes dijo: “Usted perdone, pero desde que mi madre me echó al mundo no como más que carne."
Viendo que el Maestro Dongguo trataba de proteger su borrico, el lobo agregó: "Con la carne del asno aún no me basta.”
El pollino, espantado, huyó veloz como una flecha.
El lobo se arrojó sobre el Maestro que, trémulo de cólera, lo maldijo: "¡Ingrato animal!"
Al oír estas palabras el lobo rióse a carcajadas y dijo: "¡Al diablo con mi conciencia! ¡Sólo me importa hincar mi diente!"
El Maestro Dongguo quiso escapar corriendo pero fue inútil. Entonces gritó: "¡Socorro! ¡Socorro!", pero por desgracia, los cazadores estaban ya muy lejos.
Para ganar tiempo el Maestro Dongguo propuso al lobo consultar a un viejo melocotonero, a una vieja vaca y a un viejo campesino y convino: “Si los tres dicen que la razón está de tu parte me dejaré comer por ti sin chistar.”
El Maestro Dongguo y el lobo encontraron un viejo melocotonero, y el Maestro le contó su desgracia. 
El melocotonero, cerrando sus ojos, comenzó a recordar su juventud. Todos los años daba muchos frutos y los chicos venían a recogerlos... El siempre les decía: "¡Coman, coman lo que gusten!" Ensimismado en los recuerdos, dejó escapar estas palabras en voz alta.
El Maestro Dongguo quedó estupefacto. El lobo experimentando viva satisfacción, expresó: "El primero de los tres viejos está de acuerdo con mi opinión."
El Maestro Dongguo y el lobo encontraron una vaca Y de inmediato fue consultada.
La vieja vaca también abstraída en el pasado, dejó escapar las palabras que decía a su ama cuando ésta la ordeñaba: " ¡Dale, dale! ¡Eso me aliviará!”
-Ya son dos los viejos que están de acuerdo conmigo- dijo el lobo y quiso comerse al Maestro Dongguo pero éste exigió: "Debes cumplir tu palabra, aún no hemos consultado al campesino.”
Cuando encontraron un viejo campesino, el Maestro Dongguo le dijo apresuradamente: "He salvado la vida a este lobo, pero él quiere comerme. ¿Piensas que la razón está de su parte?”
-El campesino no quiso creer que el lobo pudiera caber en un saco tan pequeño por lo que pidió al animal demostrarlo.
Cuando el lobo estuvo dentro, el viejo campesino ató rápidamente el saco.
-¿Cómo se puede convencer a un lobo con razones?- dijo el campesino a la vez que levantaba su azada para golpear al lobo.
Y lo golpeó una y otra vez hasta que el animal dejó de moverse. Luego lo sacó tomándolo de una pata. El Maestro Dongguo pensaba que el castigo había sido muy severo, y sentía un poco de lástima.
En eso llegó una mujer sollozando por su hijo que había sido devorado por el mismo lobo.
El Maestro Dongguo ya no tuvo compasión y mató al lobo con la azada.

005. anonimo (china) 

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