Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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lunes, 11 de junio de 2012

El engañó de las palabras


Se habían reunido a debatir metafisicamente un monje tibetano y un eremita hindú. Durante horas se enredaron en opiniones, puntos de vista y concepcio­nes filosóficas. El monje tibetano aseguraba:
-Todo es inestable, insustancial, vacuo.
El renunciante hindú replicaba:
-No es cierto. Hay una sustancia perenne, un ser trascendente.
Con irrenunciable actitud cada uno defendía sus opiniones.
-Nada es fijo -aseguraba el monje tibetano-. Todo son procesos que no cesan. No hay otra ley que la de lo insustancial y vacuo.
-Todo es permanente -categorizaba el eremita hindú-. Hay una entidad fija, sustancial y trascen­dente.
La disputa no cesaba. Ningún entendimiento era posible. Los disputadores se habían acalorado y sus gritos atrajeron la presencia de un anciano lama. Pidió una explicación a tanto alboroto y los disputadores se la ofrecieron. El anciano soltó una sonora carcajada.
-Os propongo un ejercicio -dijo-. Quiero que cada uno de vosotros defienda ahora la postura opues­ta a aquella en la que creéis. Luego pasaré a veros.
Comenzó otro tipo de disputa más ardiente y enconada que la anterior. El monje tibetano aseguraba:
-Hay un principio fijo y trascendente. Aseguro que hay un alma que pasa de vida en vida.
El eremita hindú, indignado, protestaba:
-Nada puede reencarnar, puesto que todo es vacuo, impermanente y transitorio. Está en la natura­leza de las cosas su inestabilidad.
Cada uno de ellos, ahora convencidos de sus nue­vas opiniones, asertaban implacablemente. Pasó por allí de nuevo el venerable y anciano lama. Les contem­pló enardecidos en sus opiniones y estalló en otra sonora y descarada carcajada. Los disputadores sus­pendieron su discusión, se quedaron por un momen­to pensativos y luego, medio avergonzados, también comenzaron a reír.

El Maestro dice: Las palabras van y vienen como la moneda falsa que unos tratan de pasarse a los otros; en ellas mismas reside la limitación y el engaño.

Fuente: Ramiro Calle

 004. anonimo (india)

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