Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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jueves, 14 de junio de 2012

El aparecido


192. Cuento popular castellano

Era un hombre en Sieteiglesias que se llamaba José, y le ma­taron los guardias. Y a los cinco meses llegó a la puerta de su casa y llamó. Y en vida, como la mujer era sorda, siempre llama­ba con tres golpes. Y ahora, al llegar, dio los tres golpes y dijo:
-Bernarda, ábreme.
Ella creyó que era una visión y no hizo caso de ello. Y al si­guiente día volvió otra vez y volvió a llamarla:
-Bernarda, ábreme.
Y ella..., pues tampoco le hizo caso. Ya volvió él al siguiente día y la dijo:
-Bernarda, abre, que soy José.
Y siguió yendo muchos días, muchos días. Iba gente .a escu­char, y oían los tres golpes. Y ya ella llegó a tener miedo y se salió en casa de una vecina a dormir. Y entonces él -dice (toda­vía vive la mujer)- que subía por el sobrao y se arrastraba por allí hasta encontrar la habitación donde ella estaba. Y decía:
-Busco a Bernarda.
Ya ella, en vista que daba lo mismo que fuera en su casa que no, se volvió a su casa otra vez. Y así siguió muchos días. Pero ya cada vez se metía más dentro y se lo decía de más cerca.
Y ya un día la dijo una vecina que se quedase ella sola a oscu­ras en casa y que le dijera: «Si eres ánima del otro mundo, dime a lo que vienes». Y él dice que la contestó que iba a decirla que dijera una misa que había ofrecido él a su hermano antes de morir, y que por eso estaban penando los dos. Y que se le apa­reció en aquel momento a ella todo lleno de sangre según ella le había visto recién matao, y entonces ella perdió conocimiento. Y cuando volvió en sí, se lo contó a las vecinas y les dijo que tenía que decir una misa.
Cuando al siguiente día fueron a misa, dice que todo el tiem­po estuvo en misa con ella, y al terminarse la misa la dio la mano, que la tenía muy fría, y la dijo:
-Hasta el otro mundo.
Y ya no se le volvió a aparecer.
Dicen también que el primer día fue en casa de su madre y dio tres golpes y dijo:
-Madre, madre.
Y la madre le contestó:
-Hijo, hijo, ¿eres mi hijo José? Y contestó él:
-Con un pie en la gloria y otro fuera.
Pasó en Sieteiglesias, y todavía vive la mujer.

Sieteiglesias, Valladolid. Narrador XC, 8 de mayo, 1936.

Fuente: Aurelio M. Espinosa, hijo                                                            

058. anonimo (castilla y leon)

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