Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

8-2-2015 a las 21:47:50 10.000 relatos y 10.000 recetas

10.001 relatos en tiocarlosproducciones

10.001 recetas en mundi-recetasdelabelasilvia

Translate

viernes, 25 de mayo de 2012

El pescador y el ifrit

Había una vez un pescador con una familia muy numero­sa, que se mantenía únicamente con lo que el buen hombre podía lograr en su continua lucha diaria con las marejadas y los fuertes vientos de la mar.
Su vida transcurría sin muchas novedades, hasta que un buen día su mujer dio a luz y trajo así una nueva boca a la que alimentar. El pescador quiso obsequiar a su esposa ha­ciéndole un plato especial y salió de su casa deambulando has­ta llegar a la panadería. Entró saludando al panadero y le ex­plicó la situación, pidiéndole que le fiara unos panes y que le pagaría cuando pudiera. El panadero le entregó dos panes, pues conocía bien al buen hombre.
Al amanecer del día siguiente el pescador se dirigió al mar como de costumbre. Estuvo todo el tiempo intentando pes­car algo, pero fueron vanos todos sus esfuerzos, pasó todo el día enfrentado a las olas y las vicisitudes del mar sin lograr un solo pez.
Lleno de frío, tembloroso y fatigado, fue y se sentó sobre una roca pensativo y triste. De repente brotó ante sí un ifrit, que le preguntó:
-¿Por qué estás triste, buen pescador?
-Soy el cabeza de una numerosa familia cuyo único sus­tento es lo que pueda traer con el esfuerzo de mi trabajo y, como ves, hoy he estado todo el día intentando coger algún pez, sin que ni uno solo picara mi anzuelo.
-Yo te ayudaré, pero a cambio tienes que traerme ver­dura fresca del mercado.
El pescador aceptó el acuerdo lleno de alegría. De no se sabe dónde, el ifrit sacó una bolsa llena de oro y se la tendió.
Jovial y contento, el pescador salió corriendo hasta llegar a la panadería, pagando todo lo que le debía al panadero y com­prando además todo lo que pudiese necesitar su familia.
Fue luego al mercado y compró una gran cantidad de fru­tas y verduras, que llevó al día siguiente junto al mar, donde le estaba esperando su amigo, quien a cambio de las verdu­ras le obsequió con más oro.
En aquel entonces fue robada una gran cantidad de oro a la hija del shej, y como había corrido la voz de que el pesca­dor tenía mucho oro fue llamado a su presencia.
El buen hombre mantuvo la calma y ante las preguntas del shej les dijo si conocían la clase y el color del oro robado, y les enseñó las piezas que él poseía, que no eran las roba­das. La princesa, avergon-zada y muy agradecida, le pidió perdón y mandó que fuese recom-pensado.
Pasaron los días, los meses y los años, y el pescador se enriquecía más y más sin olvidar nunca a su buen amigo el ifrit. Un buen día le dijo que quería peregrinar a La Meca y que deseaba que le acom-pañara. El ifrit estuvo de acuerdo y empezaron los preparativos para el largo viaje.
A la aurora siguiente se pusieron en camino hacia La Meca. A su paso por un poblado vieron un entierro y todos los que lo acom-pañaban tocaban tambores y reían contentos. Extra­ñado, el pescador preguntó:
-¿Cómo es posible que a un muerto se le acompañe con tanta alegría y jolgorio en vez de tristeza y lágrimas?
-Así despedimos a nuestros muertos -aclaró el ifrit. Siguiendo su largo peregrinar, encontraron una familia que se deshacía en llanto y dolor ante un recién nacido.
-¿Cómo es posible que estén tan tristes habiendo traído al mundo un nuevo ser? -preguntó atónito el pescador.
-¿Cómo celebráis vosotros los nacimientos? -dijo el ifrit.
-Nosotros nos alegramos cuando nace alguien y, al con­trario, nos entristece la muerte.
-Ésta es una diferencia entre tú y yo.
Y, devolviéndole a su tierra, se despidieron para siempre.

0.051.0 saharahui



[1] Ifrit: Ser fantástico, especie de diablo, aunque no tan malvado como el yinn.

No hay comentarios:

Publicar un comentario