Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

8-2-2015 a las 21:47:50 10.000 relatos y 10.000 recetas

10.001 relatos en tiocarlosproducciones

10.001 recetas en mundi-recetasdelabelasilvia

Translate

domingo, 27 de mayo de 2012

El águila y el cazador

Había una vez un hombre que nunca mataba por el placer de matar. Nunca hizo daño gratuitamente ni aun al animal más pequeño, ni siquiera a una araña. Pero un día, cuando un águila se posó cerca de él, tomó el arco y la mató con una flecha. Se llevó el ave a casa, le quitó la piel sin estropear las plumas y sin perder ni una pizca de plumón. Secó el águila y la colgó en la parad del iglú. Se comió toda la carne y quemó los pocos huesos que quedaron.
Un rato después, cuando salía del iglú, vio dos águilas posándose cerca. Cuando se disponía a dispararles, apartaron la cabeza dejando ver caras de hombre.
Una de ellas dijo:
-Nuestra madre nos ha mandado a buscarte. Te llevaremos por turno mi hermano y yo. Si una de nosotras quiere descansar, la otra te llevará. Cuando nuestra madre haya terminado de decirte lo que tiene que decir, te volveremos a traer aquí.
El hombre las siguió sin vacilar. Se acostó, se enroscó y una de las águilas lo envolvió con las plumas largas de la cola. De esta manera las águilas emprendieron el vuelo con el hombre, pasándole de una a otra durante el viaje. Mientras era transportado de esta manera, el hombre oía un ruido persistente, como de golpes regulares, que no cesaba, sino que se hacía más y más alto.
Su destino era un extraño país. Cuando llegaron, las águilas depositaron el hombre frente a un iglú. Dentro había una mujeráguila que los saludó con una sonrisa. Era la madre. Los latidos de su corazón eran muy fuertes. Éste era el sonido que el hombre había oído desde lejos.
La mujer habló al visitante:
-Te doy las gracias por lo que hiciste por mi hijo. No desper-diciaste ni su carne ni sus plumas. Conservaste su plumaje entero, lo secaste y lo pusiste al calor de tu iglú. Te doy las gracias otra vez y me gustaría hacer algo por ti. Mira, y llévate cualquier cosa que te guste.
El águila-mujer enseñó al hombre todos los tesoros que guardaba. Había toda clase de cosas. Todos los animales del mundo estaban colocados en estantes. El hombre miró, pero dudó en tomar nada, porque tenía miedo a la mujer, cuyo hijo había matado. La mujer insistió:
-Elige lo que quieras, y mis hijos lo llevarán a tu casa.
Cuando la mujer le enseñó los zorros blancos, el hombre vio que había muchos y aceptó el ofrecimiento. Entonces la mujer tomó algunos zorros, les cortó las orejas en trozos pequeños y las metió en una bolsa hecha de una membrana transparente. La mujer entregó la bolsa al hombre y les mandó a sus hijos que lo volvieran a llevar a su casa. Justo antes de marcharse, la mujer-águila le dio un consejo:
-Mis hijos te dejarán cerca de tu país, pero todavía tendrás que recorrer una pequeña distancia antes de llegar a tu iglú. Si tienes sed cuando vayas andando, ten mucho cuidado de mantener los ojos cerrados cuando te inclines a beber agua.
Los dos hermanos emprendieron el vuelo con el hombre y lo devolvieron a su país. Lo depositaron en un sitio a cierta distancia de su casa, que se podía recorrer fácilmente a pie. Tan pronto como se marcharon, el hombre echó a andar hacia el iglú, con la bolsa de membrana colgada del hombro. Conforme andaba, se iba cansando y tenía sed. Todo el tiempo había estado pensando en el consejo de la mujer-águila, pero, cuando se paró a beber, lo olvidó por completo. ¡Se inclinó sobre el agua con los ojos abiertos!
Reflejada en el agua vio cómo se hinchaba la bolsa que llevaba a su espalda, se agigantaba y luego reventaba. Los diminutos trozos de oreja cobraron vida, convirtiéndose en zorros blancos de verdad, que saltaron al suelo y echaron a correr.
El hombre continuó hacia el iglú ya con muy pocos zorros en la bolsa. Sólo con ayuda de sus vecinos fue capaz de coger algunos de los que se habían escapado.

Fuente: Maurice Metayer

036 Anónimo (esquimal)

No hay comentarios:

Publicar un comentario